El Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más presentó en San José, Costa Rica, el Noveno Informe sobre Tortura, un documento que detalla las graves violaciones de derechos humanos cometidas en Nicaragua desde 2018 bajo la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Con base en 229 testimonios de víctimas y familiares, el informe describe un patrón de represión sistemática que incluye torturas, desapariciones forzadas, violencia sexual y desplazamiento forzado, todos considerados crímenes de lesa humanidad.
Un estado de terror institucionalizado
El informe evidencia cómo, tras las protestas de abril de 2018, el régimen instauró un “Estado policíaco” en el que la represión se convirtió en una herramienta para silenciar a la oposición y sembrar el miedo entre la población.
Más de 2,000 personas han sido detenidas arbitrariamente, muchas sin orden judicial, en operativos realizados por agentes estatales y paraestatales.
Presentación Noveno Informe Contra la Tortura del Colectivo Nicaragua Nunca Más https://t.co/CabDC5vpHZ
— Colectivo Nicaragua Nunca Más (@ColectivoNunca) December 10, 2024
De los casos documentados, el 75 % de las víctimas sufrieron amenazas previas, mientras que el 40 % de las detenciones fueron ejecutadas de manera violenta.
Las torturas registradas incluyen golpizas (159 casos), asfixia (22), choques eléctricos (17) y aislamiento prolongado (85).
Centros de tortura y violencia extrema
El Distrito III de Policía en Managua y el Complejo Penitenciario en Tipitapa fueron señalados como los principales centros de tortura.
Las víctimas relatan haber sido obligadas a desnudarse, sometidas a inspecciones degradantes e incluso fotografiadas en condiciones humillantes.
La violencia sexual fue otro método recurrente.
Dos hombres denunciaron haber sido quemados en los genitales con choques eléctricos y objetos calientes. Además, las amenazas de violación, tanto contra las víctimas como contra sus familiares, fueron una constante.
El informe destaca que las desapariciones forzadas han aumentado desde 2022, afectando tanto a detenidos como a sus familias.
Este crimen no sólo busca intimidar, sino que también se utiliza para extorsionar.
En algunos casos, las familias pagaron hasta $4,000 por información sobre el paradero de sus seres queridos, sin obtener respuestas claras.
Desplazamiento masivo y apatridia
Más de 803,000 nicaragüenses han huido al exilio debido a la persecución política. A los desterrados se les ha borrado su identidad jurídica mediante la confiscación de documentos civiles y académicos, una forma de apatridia que afecta tanto a las víctimas como a sus familiares.
A la vez, le confiscan sus bienes y patrimonios y acosan a sus familias.
La represión también ha cruzado fronteras. Testimonios de nicaragüenses deportados a Guatemala detallan cómo agentes armados los obligaron a abandonar Nicaragua bajo amenazas, lo que constituye una violación a la soberanía de países vecinos.
Responsables identificados y llamado a la CPI
El informe identifica a 179 perpetradores de tortura, entre ellos policías, agentes penitenciarios, funcionarios del régimen y agentes paraestatales. En algunos casos, se menciona la presencia de personas extranjeras, como cubanos y rusos, participando en estos actos.
El Colectivo hace un llamado a la Corte Penal Internacional (CPI) para investigar estos crímenes, ya que algunos de ellos tienen un carácter extraterritorial.
Este enfoque se sustenta en precedentes como los casos de Bangladesh/Myanmar y Lituania/Bielorrusia.
“Estos actos no solo son violaciones a los derechos humanos; son crímenes que buscan eliminar cualquier rastro de oposición y perpetuar la dictadura Ortega-Murillo”, afirmó uno de los representantes del Colectivo durante la presentación del informe.
“Nicaragua no puede ser olvidada”
El informe concluye con un mensaje de esperanza para las víctimas y un llamado a la acción para los países democráticos.
“La justicia internacional debe actuar. No podemos permitir que los responsables de estas atrocidades queden impunes mientras Nicaragua se desangra”.
Con este documento, el Colectivo busca mantener viva la memoria de las víctimas y fortalecer los esfuerzos para llevar a los responsables ante la justicia.
Mientras tanto, el pueblo nicaragüense sigue luchando por su dignidad y libertad en medio de la represión más oscura de su historia reciente.