En un movimiento que profundiza las relaciones entre Nicaragua y Rusia, Laureano Ortega Murillo, hijo del matrimonio presidencial nicaragüense y figura prominente dentro del entramado político del país, fue enviado oficialmente a Moscú con el propósito de “brindar acompañamiento” durante las elecciones que Vladimir Putin ganó con al menos el 90 % de los votos.
La delegación nicaragüense está conformada por personalidades clave de la dictadura, incluyendo a Brenda Rocha, magistrada presidenta del Consejo Supremo Electoral, junto con los magistrados Alma Nubia Baltodano y Leonzo Knight Julian, además de Carlos Cerda, viceministro para asuntos Internacionales de la Cancillería.
Laureano Ortega Murillo se suma a este grupo en calidad de “asesor presidencial y representante especial del presidente de Nicaragua para los asuntos con Rusia”.
Este gesto de apoyo a las elecciones rusas, las cuales han sido ampliamente criticadas por su falta de competencia legítima y por perpetuar la estancia en el poder de Putin, refleja una similitud inquietante con las tácticas empleadas por el régimen dictatorial de Daniel Ortega para asegurar su dominio continuado sobre Nicaragua, especialmente recordando las cuestionadas elecciones de noviembre de 2021.
Laureano Ortega Murillo, conocido por su papel como enlace entre Nicaragua y potencias extranjeras tales como Rusia, China e Irán, ha mostrado una presencia cada vez más significativa para la dictadura de su familia en el ámbito internacional.
Durante un evento celebrado en octubre de 2023, Ortega Murillo se dirigió a líderes parlamentarios latinoamericanos en Rusia, enfatizando los esfuerzos de Nicaragua para sortear las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea, y promoviendo a Nicaragua como un aliado estratégico en la promoción de un nuevo orden mundial liderado por Rusia.
El papel de Laureano en estos asuntos internacionales y su participación en la delegación a Rusia subrayan no sólo la estrecha relación entre los regímenes de Ortega y Putin, sino también el continuismo político que Laureano representa dentro del legado Ortega-Murillo.
A través de estas acciones, la familia Ortega Murillo continúa consolidando su influencia, tanto dentro de Nicaragua como en el escenario internacional, alineándose con otras autocracias en un esfuerzo conjunto por desafiar el orden global establecido.
Esta maniobra política se enmarca dentro de una larga historia de control y represión ejercida por Daniel Ortega y Rosario Murillo sobre Nicaragua, un país que ha visto cómo la promesa de revolución se ha transformado en una saga de poder familiar que abarca décadas, desde su período revolucionario inicial hasta la actualidad, marcada por un tenaz control institucional y una represión constante.
Laureano Ortega Murillo, como representante de la próxima generación de la dinastía Ortega-Murillo, simboliza la continuidad de esta influencia, tanto dentro de Nicaragua como en sus relaciones con poderes autoritarios a nivel mundial, según diversos analistas internacionales que han desnudado el tema.