Dictadura de Nicaragua confirma destierro de siete sacerdotes secuestrados

Con este grupo, suman ya 46 los sacerdotes enviados al exilio en Roma en lo que va del año.

Rosario Murillo, codictadora de Nicaragua y portavoz del régimen.

La co-dictadora y portavoz del regimen nicaragüense, Rosario Murillo, confirmó este miércoles la expulsión de siete sacerdotes que habían sido detenidos la semana pasada, en su mayoría pertenecientes a la diócesis de Matagalpa. Con este grupo, suman ya 46 los sacerdotes enviados al exilio en Roma en lo que va del año.

“Han salido de Nicaragua siete sacerdotes que han llegado bien y que han sido recibidos por la Santa Sede en Ciudad del Vaticano”, informó Murillo durante su habitual alocución de mediodía en los medios oficialistas.

Según fuentes independientes, los sacerdotes habrían arribado a Roma alrededor de las 9:30 AM, información que fue divulgada antes del anuncio oficial.

Murillo no ofreció detalles sobre los motivos de las detenciones ni explicó las razones detrás del destierro.

El destino de estos religiosos nicaragüenses continúa siendo incierto, y persisten las interrogantes sobre las razones de la expulsión como una nueva medida directa de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

En medio de la creciente tensión entre el régimen nicaragüense y la Iglesia Católica, los siete sacerdotes fueron desalojados abruptamente del Seminario Interdiocesano Nuestra Señora de Fátima en Managua un día antes.

Según fuentes locales, la operación policial que condujo al destierro incluyó patrullas y una buseta, en una muestra más de la escalada represiva del gobierno sandinista contra la Iglesia.

Entre los religiosos expulsados se encuentran Jairo Pravia, Silvio Romero, Ulises Vega, Edgard Sacasa, Harvin Torrez, Marlon Velasquez y Victor Godoy. Sin embargo, el Padre Frutos Valle permaneció en el seminario, de acuerdo con reportes de medios locales.

La Conferencia Episcopal de Nicaragua, por su parte, ha mantenido un silencio absoluto frente a las denuncias de secuestros y destierros, lo que ha generado preocupación entre los feligreses y observadores internacionales sobre el futuro de la libertad religiosa en el país.

El exilio forzado de sacerdotes ha afectado especialmente a las diócesis de Matagalpa y Estelí, anteriormente administradas por Monseñor Rolando Álvarez, quien también fue desterrado a Roma a principios de este año junto con otros 17 sacerdotes.
Esta situación ha provocado una grave escasez de personal religioso en Matagalpa, donde solo 23 sacerdotes permanecen para atender a más de 700,000 feligreses y 60 parroquias e iglesias.

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