La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo volvió a alinearse con el régimen de Nicolás Maduro al condenar la reciente incautación en República Dominicana de un avión venezolano, un Dassault Falcon 200, señalado por violar sanciones internacionales y estar ligado a presuntas actividades ilícitas.
En un comunicado plagado de retórica antiestadounidense, el gobierno sandinista calificó la medida como un “vulgar atraco” y acusó a Washington de “raterismo internacional”, sin hacer mención a los antecedentes del caso ni a los vínculos de la aeronave con esquemas de corrupción y evasión de sanciones.
El Dassault Falcon 200, operado por la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), fue retenido en el Aeropuerto Internacional de Santo Domingo antes de ser incautado por órdenes de las autoridades estadounidenses.
La justicia de Estados Unidos ha vinculado la aeronave con la violación de sanciones impuestas a Venezuela y con redes de financiamiento ilícito del régimen de Maduro.
La airada reacción del régimen de Managua no se limitó a defender a Caracas. En su mensaje, Ortega y Murillo también arremetieron contra Estados Unidos en respuesta a las recientes declaraciones del secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, quien calificó a Nicaragua, Venezuela y Cuba como “enemigos de la humanidad” y “estados corruptos y violadores de derechos humanos”.
Rubio denunció en su reciente gira por Centroamérica que los 3 regímenes fomentan la migración masiva hacia Estados Unidos como una estrategia para desestabilizar la región y presionar a Washington.
Ortega, sin refutar las acusaciones, respondió con una diatriba cargada de consignas, denunciando una supuesta “codicia y truculencia imperialista” y reiterando su lealtad incondicional a Maduro.
El respaldo del régimen sandinista a Venezuela no es nuevo. Ambos gobiernos han sido señalados por organismos internacionales por su alianza en operaciones ilícitas para eludir sanciones, incluyendo el uso de redes financieras opacas, contrabando de oro y lavado de dinero.