Los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo delegaron en su hijo Laureano amplias atribuciones para negociar y suscribir acuerdos bilaterales con Rusia, según lo establecido en los acuerdos presidenciales 201-2024 y 202-2024 publicados en el Diario Oficial La Gaceta.
Laureano Ortega, quien ostenta los cargos de representante especial del dictador para asuntos con Rusia y asesor presidencial en inversiones, comercio y cooperación internacional, podrá firmar documentos clave en nombre del régimen nicaragüense.
Entre estos se incluye el “Protocolo entre el Ministerio de Fomento, Industria y Comercio de la República de Nicaragua y el Servicio Federal de Aduanas de la Federación de Rusia sobre Cooperación Administrativa, Intercambio de Información y Asistencia Mutua en el marco del Sistema Unitario de Preferencias Arancelarias de la Unión Económica Euroasiática”.
En otro de los acuerdos, Ortega autorizó a Laureano para suscribir un “Acuerdo de Cooperación entre la Secretaría de Economía Creativa Naranja de la Presidencia de la República de Nicaragua y la organización autónoma sin fines de lucro ‘Agencias de Industrias Creativas’”, reforzando su papel como negociador en relaciones estratégicas con Rusia.
Estas medidas se producen en un contexto de fortalecimiento de los lazos entre los regímenes autoritarios de Nicaragua y Rusia, una alianza que ha sido estratégica para el régimen de Ortega.
Desde la invasión rusa a Ucrania, Ortega ha respaldado públicamente a Moscú, alineándose políticamente con el Kremlin en organismos internacionales. A cambio, Rusia ha apoyado al régimen sandinista en áreas como cooperación militar, seguridad y comercio.
Analistas y opositores advierten que las atribuciones otorgadas a Laureano Ortega refuerzan un modelo de sucesión dinástica que busca consolidar el control familiar sobre el país.
Este movimiento se suma a una serie de reformas recientes, como la creación de la figura de la “copresidencia”, que permite a Rosario Murillo actuar con poderes equiparables a los de Daniel Ortega.
Vínculos estratégicos y proyección dinástica
La figura de Laureano Ortega ha ganado protagonismo en la estructura del régimen, especialmente en la gestión de relaciones internacionales y en su rol como mediador con Rusia y China socios estratégicos para el sandinismo.
Además, ha sido sancionado en tres ocasiones por su papel en el esquema de corrupción y represión de su régimen contra los opositores, los empresarios y la sociedad civil.
Según los opositores, esta designación refuerza su posición como sucesor político de sus padres, un paso que consideran parte de un proyecto para perpetuar la dinastía Ortega-Murillo en el poder.
Mientras tanto, Estados Unidos y otros países han endurecido sanciones contra figuras clave del régimen, señalando violaciones a los derechos humanos y represión sistemática. En este escenario, los estrechos lazos con Rusia adquieren un significado crucial para la supervivencia política y económica del sandinismo en un entorno internacional adverso.
Laureano Ortega, conocido también por su vinculación con proyectos culturales y comerciales, asume estas nuevas responsabilidades en un momento en que la dictadura enfrenta creciente presión internacional por sus prácticas autoritarias y su persecución a opositores, medios de comunicación y miembros de la sociedad civil.