La dictadura de Nicaragua, liderada por los tiranos Daniel Ortega y Rosario Murillo, ha solicitado apoyo a su aliado, el también dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, en respuesta a la próxima sesión de la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra, programada para el 18 de diciembre, donde se abordará la situación en Nicaragua.
La dictadura nicaragüense, a través de una carta enviada por el canciller de la familia Ortega-Murillo, Denis Moncada, al ministro de Relaciones Exteriores venezolano, Yván Gil Pinto, ha expresado su deseo de contar con el “respaldo” de Venezuela en su postura de supuesto “respeto a los derechos esenciales de las familias nicaragüenses”.
La representante de la dictadura sandinista en esta sesión será la procuradora general del régimen, Wendy Morales, quien presentará la “posición digna y soberana” de la familia dictatorial.
La abogada y líder opositora venezolana, Tamara Sujo, criticó la relación entre ambos regímenes, señalando la ironía de que dos dictaduras acusadas de crímenes de lesa humanidad busquen apoyarse mutuamente en un foro de derechos humanos.
Esto refleja una solidaridad entre regímenes que han sido condenados internacionalmente por sus prácticas autoritarias y violaciones de derechos humanos.
Nicaragua ha sido escenario de una serie de violaciones de derechos humanos, con un enfoque particular en la represión de voces disidentes y la persecución de ciudadanos, incluyendo asesinatos, encarcelamientos, destierros y exiliados, desaparición y anulación de identidades, confiscación de bienes y torturas.
Informes internacionales han documentado la presión ejercida sobre defensores de derechos humanos y opositores, incluyendo vigilancia, acoso y detenciones arbitrarias.
La Iglesia católica ha sido especialmente atacada, llevando a muchos a huir del país y enfrentar la privación arbitraria de su nacionalidad y la confiscación de bienes.
Estas acciones han sido calificadas por expertos de la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra como violaciones sistemáticas y generalizadas que constituyen crímenes de lesa humanidad, incluyendo asesinato, encarcelamiento, tortura y persecución por motivos políticos.
El respaldo de Maduro a Ortega en este contexto no es sorprendente, dado el aislamiento internacional de ambos regímenes y su histórica alianza política.
Este movimiento del régimen nicaragüense subraya su estrategia de buscar apoyo entre aliados internacionales para contrarrestar la creciente condena y el escrutinio global sobre sus acciones represivas.