Una nueva modalidad de represión, igual de violenta y atroz, ejecuta la dictadura de Nicaragua contra sacerdotes que oren o aboguen por el obispo Rolando Álvarez, preso político del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
La víctima del nuevo patrón de represión contra la Iglesia Católica fue monseñor Pablo Villafranca en Managua.
La policía del régimen detuvo al religioso, párroco de la iglesia Nuestro Señor de Veracruz en Nindirí, Masaya, 26 kilómetros al oriente de Managua, capital del país. Varias horas después, tras los interrogatorios, fue liberado.
Según el periodista Emiliano Chamorro, la detención se suma a una serie de arrestos y hostigamientos contra líderes religiosos en el país centroamericano, principalmente contra quienes abogan por Álvarez, condenado a 26 años de prisión por reclamar justicia y democracia en Nicaragua.
Se me informa que monseñor Pablo Villafranca, de la Arquidiócesis de Managua ha sido liberado luego de su secuestro por la policía de Daniel Ortega y Rosario Murillo en #Nicaragua pic.twitter.com/S7OfZLnFSc
— Emiliano Chamorro / Periodista Nicaragüense (@EmilianoCHM69) December 26, 2023
La detención de Villafranca tuvo lugar en una zona residencial fuera de Managua, antes del mediodía.
Varias patrullas de la policía al servicio de Ortega y familia llegaron a su casa para llevar a cabo la detención.
Este sacerdote, conocido por pedir en sus homilías por la libertad de Monseñor Rolando Álvarez, ya había enfrentado situaciones de riesgo en el pasado debido a su actitud crítica hacia el régimen de Ortega.
En el año 2018, monseñor Villafranca fue objeto de un intento de envenenamiento, lo que demuestra la gravedad de las amenazas y represalias que enfrentan los líderes religiosos en Nicaragua.
La represión contra la Iglesia Católica en Nicaragua se ha intensificado en los últimos años. El 22 de mayo de 2022, monseñor Villafranca fue uno de los sacerdotes que intentaron acompañar al obispo Rolando Álvarez en la iglesia Santo Cristo de Esquipulas, pero la policía les bloqueó el acceso.
Este acto refleja el continuo hostigamiento y persecución de las autoridades hacia la Iglesia en el país.
El arresto de Monseñor Villafranca se suma a una serie de detenciones arbitrarias de líderes religiosos en Nicaragua, incluyendo al obispo Isidro del Carmen Mora Ortega, al sacerdote y a seminaristas. Estas acciones reflejan un patrón preocupante de represión contra la libertad religiosa en el país, lo que socava los derechos humanos y las libertades fundamentales de los ciudadanos nicaragüenses.
El 21 de diciembre, la dictadura también ordenó el arresto de monseñor Óscar José Escoto Salgado, Vicario General de la Diócesis de Matagalpa, luego que este abogara por la libertad de Álvarez en misa, quien lleva injustamente encarcelado durante 505 días.
Luego de ser amonestado y amenazado con cárcel, lo soltaron de madrugada tras varios interrogatorios.
El Centro de Asistencia Legal Interamericano de Derechos Humanos (Calidh) ha condenado enérgicamente esta creciente persecución contra la Iglesia en Nicaragua, especialmente durante la temporada navideña y de fin de año.
Calidh denunció el discurso perverso de la vocera estatal, que muestra una falta de respeto hacia los líderes religiosos.