El Día Internacional del Periodismo encuentra al gremio de Nicaragua en las peores condiciones de las que se tenga memoria en ese país centroamericano: con la mayoría de sus miembros están en el exilio, en el desempleo y bajo persecución, vigilancia y amenazas.
Un reporte del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, junto a organización gremial Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua (PCIN), reportó que al menos 218 periodistas nicaragüense se encuentran en el exilio a raíz de las protestas sociales de 2018 y la posterior política de represión que persiste bajo la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Según Wendy Quintero, de prensa del citado colectivo de derechos humanos desde San José, Costa Rica, el periodismo en Nicaragua ha sido víctima de una política estatal que trazó una estrategia de represión para acallar las críticas y denuncias de abusos de la dictadura sandinista.
Para Quintero, esa línea va desde la criminalización de la profesión, el daño patrimonial a medios y periodistas con el robo y confiscación de sus bienes y equipos; obstáculos para ejercer el oficio y acceder a la información; persecución fiscal y aduanera; ataques contra la integridad física y psicológica de las personas, violaciones a la libre movilización, circulación y residencia (exilio forzado y destierro) y garantías de impunidad para los atacantes del periodismo.
Exiliados o desempleados
Abigail Hernández, de la plataforma Galería News, relató que muchas mujeres periodistas en el exilio han sufrido la separación de sus familias, la desventaja de género en el mundo laboral y la falta de oportunidades para el desarrollo de la profesión.
Datos del PCIN revelan que hasta un 34% de los periodistas que permanecen en Nicaragua se encuentran sin ejercer el oficio y el restante lo hace desde el exilio o de manera clandestina.
Nicaragua sufre un apagón informativo en distintos departamentos, debido al exilio de los periodistas y a la renuncia al oficio en el Caribe Norte y Caribe Sur, Masaya, Granada, Chontales, León y Río San Juan.
En el país no solo se han atacado a los medios y periodistas, sino también a las universidades privadas que ofrecían la carrera de Comunicación y Periodismo, como la Universidad Centroamericana confiscada en agosto a los jesuitas, junto a 28 universidades más donde se impartía esa carrera.
Las organizaciones recordaron que en 2022 se registraron 701 agresiones contra medios y periodistas, el cierre de 54 medios y la confiscación de más de 20 medios.
A la vez, en 2023, se registran 22 periodistas desterrados y desnacionalizados, el enjuiciamiento a 7 miembros de La Prensa, incluyendo el encarcelamiento y condena al periodista Víctor Ticay por cubrir actividades religiosas que habían sido prohibidas en Semana Santa.
En Nicaragua no existen periódicos, el último de ellos y el más antiguo e importante, La Prensa, fue asaltado en agosto del 2022, su gerente apresado y condenado y posteriormente desterrado y toda su redacción se fue al exilio forzado.
Sin embargo, el periodista exiliado y desterrado Luis Galeano, de la plataforma Café con Voz, pese a todo el panorama oscuro del oficio, dijo que los periodistas nicaragüenses si tenían algo que celebrar: la resistencia ante la intención de la dictadura para seguir denunciando.
“Cada día que publicamos, que transmitimos y denunciamos, es una victoria para la profesión contra las intenciones de la dictadura de callarnos. No lo han logrado y aquí seguimos, firmes y dignos”, dijo.