El gobierno de Estados Unidos confirmó que no hubo “intercambios ni concesiones” en la reciente liberación de 135 presos políticos en Nicaragua, quienes llegaron el pasado 5 de septiembre a Guatemala.
Esta acción fue facilitada por el gobierno estadounidense y no implicó ningún tipo de acuerdo o contraprestación con el régimen de Daniel Ortega, según lo indicó Eric Jacobstein, subsecretario de Estado Adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental.
Jacobstein explicó en una llamada con la prensa que “las autoridades de Nicaragua tomaron su propia decisión de liberar a esas personas y permitir que Estados Unidos facilitara su transporte a Guatemala”.
Este movimiento se produjo tras meses de presión y negociaciones intensivas por parte del gobierno estadounidense, aunque la lista de los beneficiados aún no ha sido oficializada ni por el país norteamericano ni por Guatemala ni por Nicaragua.
En febrero de 2023, Nicaragua ya había excarcelado a 222 presos políticos, quienes fueron enviados a Estados Unidos.
Esta última liberación, dijo Jacobstein, fue resultado de una presión constante, aunque su ejecución fue rápida y eficiente.
Estados Unidos trabajó con celeridad para asegurar el traslado seguro de los prisioneros a Guatemala.
Jacobstein destacó la colaboración de Guatemala, que ha sido un “socio natural” en los esfuerzos de asistencia y recepción de los exiliados.
Estados Unidos, en cooperación con organizaciones humanitarias y el gobierno guatemalteco, está proporcionando alimentos, alojamiento temporal y asistencia médica a los exiliados mientras exploran opciones para establecerse en norteamérica u otros países.
El representante estadounidense instó al régimen de Ortega y Rosario Murillo a liberar de forma inmediata e incondicional a todos los presos políticos restantes y llamó a la comunidad internacional a continuar ejerciendo presión. Los liberados incluyen a periodistas, estudiantes, activistas de derechos humanos y religiosos que enfrentaron duras condiciones carcelarias.
Jacobstein reafirmó que la excarcelación de estos 135 presos fue producto de la presión sostenida de Estados Unidos sin que se hubieran realizado concesiones al régimen nicaragüense. El destino final de los exiliados aún no está definido, pero el gobierno estadounidense está comprometido en apoyarles para que puedan reconstruir sus vidas lejos de la represión de su país de origen.
Para ese fin ha dispuesto varias vías legales para que los desterrados puedan viajar a Estados Unidos o elegir un país de destino diferente.