Bajo la sombría dictadura sandinista en Nicaragua, miles de exiliados y excarcelados políticos sufren graves problemas de salud como efectos de la
represión sufrida, según un alarmante estudio del Centro de Asistencia Legal Interamericano de Derechos Humanos (CALIDH), titulado “Cuerpos desgastados
por la represión, Salud y Exilio de nicaragüenses”.
Este informe, basado en una encuesta con respuestas anónimas, arroja luz sobre la preocupante situación de salud de ciertos grupos que han sufrido la brutal violencia perpetrada por el Estado de Nicaragua desde abril de 2018, en un contexto marcado por la represión política.
En ese contexto, la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo ordenaron el ataque a marchas y protestas civiles que desencadenaron 355 muertes, más de 2,000 heridos, miles de detenidos, torturados y desaparecidos, así como un éxodo de más de 600,000 personas.
Entre los grupos más afectados se encuentran los presos políticos, quienes han enfrentado condiciones inhumanas y casos de tortura, como documentó CALIDH en un informe previo sobre personas privadas de libertad por motivos políticos publicado en diciembre de 2022.
Desde entonces, la organización expresó por primera vez su preocupación por las secuelas en la salud tanto de los presos como de sus familiares, en particular niños y adultos mayores.
El estudio toma como punto de partida los casos de exiliados nicaragüenses notables, como Kevin Solís, Miguelito Mora y Carlos Valle, así como el
fallecimiento de doña Josefina (Pinita) Gurdián.
En su estudio, CALIDH busca determinar si la represión y el exilio han tenido un impacto significativo en la salud de aquellos que optaron por huir de Nicaragua.
Los resultados del estudio son alarmantes, revelando que casi toda la población exiliada está aquejada por diversas enfermedades.
Los efectos postraumáticos de la represión y la inestabilidad emocional han dejado una huella brutal en estos cuerpos que enfrentan diariamente los rigores del exilio, señala el documento.
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Él recorre cómo la salud de los exiliados está profundamente afectada por los efectos postraumáticos de la violencia estatal extrema desde abril de 2018 y la inestabilidad emocional que produce el exilio.¡Leelo aquí!https://t.co/mZxZCwPJo0 pic.twitter.com/Zlc7eI04ea
— Calidh (@Calidhorg) September 20, 2023
El informe indica que la recepción de la violencia extrema por parte del Estado de Nicaragua desde abril de 2018 ha desencadenado problemas de salud, incluyendo ansiedad, depresión, hipertensión y cardiopatías.
Esto demuestra que el plan represivo del régimen no solo buscaba imponer el terror mediante represión violenta, sino también afectar la salud física y mental de los opositores, observa el informe.
Las afectaciones a la salud de los exiliados nicaragüenses según el estudio de CALIDH incluyen:
- Efectos postraumáticos de la represión.
- Inestabilidad emocional.
- Problemas de ansiedad.
- Depresión.
- Hipertensión.
- Cardiopatías.
El informe determina que el régimen nicaragüense ha orquestado un plan de represión que no solo busca amedrentar mediante la violencia, sino también
debilitar la salud física y psicológica de los opositores, constituyendo un atroz ejemplo de terrorismo de Estado y crímenes de lesa humanidad.
La salud de los exiliados se ha visto profundamente afectada, y la discriminación persiste en los centros hospitalarios extranjeros, donde enfrentan dificultades en la atención médica.
En términos legales, CALIDH responsabiliza al Estado de Nicaragua por los problemas de salud que enfrentan los exiliados, argumentando que existe un plan
sistemático para expulsar a los nicaragüenses hacia el exilio desde 2018.