Los 8 expresidentes de Costa Rica en los últimos 34 años emitieron un contundente pronunciamiento en el cual censuraron al presidente Rodrigo Chaves Robles por sus recientes declaraciones, calificando al país como una “dictadura perfecta”.
Carlos Alvarado Quesada (2018-2022), Luis Guillermo Solís Rivera (2014-2018), Laura Chinchilla Miranda (2010-2014), Óscar Arias Sánchez (2006-2010), Abel Pacheco de la Espriella (2002-2006), Miguel Ángel Rodríguez Echeverría (1998-2002), José María Figueres Olsen (1994-1998) y Rafael Ángel Calderón Fournier (1990-1994) firmaron el comunicado conjunto, rechazando enfáticamente las declaraciones de Chaves.
En el comunicado, los exmandatarios afirmaron que Costa Rica ha mantenido una democracia sólida e ininterrumpida durante más de 2 siglos, destacando su tradición de desarrollo institucional, respeto al Estado de derecho, y protección de las libertades civiles y derechos humanos, “reconocidos internacionalmente” y motivo de orgullo para los costarricenses.
COSTA RICA ES UNA VERDADERA DEMOCRACIA
Los expresidentes de #CostaRica🇨🇷 rechazamos la afirmación de que nuestra nación es una “dictadura perfecta” lo que nos equipara equívoca e irresponsablemente con países como Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Nicaragua que avergüenzan a la… pic.twitter.com/RX5O6n4aCD
— Laura Chinchilla M. (@Laura_Ch) June 19, 2024
Los expresidentes reprocharon que Chaves haya equiparado a Costa Rica con regímenes autoritarios como los de Nicaragua, Venezuela, Cuba y Corea del Norte, donde los ciudadanos no eligen libremente a sus gobernantes y se reprime la libertad de expresión y otros derechos fundamentales.
“Este tipo de declaraciones deben ser rechazadas”, subrayaron los exgobernantes, enfatizando que emitieron el comunicado para defender la verdad histórica, honrar las luchas republicanas y democráticas del pasado, y proteger el prestigio internacional de la democracia costarricense.
En el texto, los expresidentes reconocieron que, como cualquier democracia, Costa Rica tiene áreas de mejora y desafíos pendientes, como la seguridad ciudadana, la infraestructura, la educación pública y los programas sociales.
Sin embargo, destacaron que estos temas son abordados dentro del marco democrático, sometidos al escrutinio público y a la supervisión de los órganos de control.
“Debemos dejar de lado las divisiones partidistas y evitar ataques infundados a importantes instituciones del Estado. No podemos permitir la construcción de una narrativa distorsionada sobre nuestra historia institucional”, concluyeron los exmandatarios.
El pronunciamiento de los expresidentes surge en medio de la polémica generada por las declaraciones y acciones de Rodrigo Chaves, incluyendo sus propuestas de modificar la constitución o convocar a una asamblea constituyente, así como sus planes de reelección en 2030 y su propuesta de realizar un referéndum por encima de la Asamblea Legislativa.
Desde su ascenso al poder en 2022, Chaves ha mantenido un discurso confrontativo contra los Poderes del Estado, instituciones públicas, funcionarios estatales y la prensa nacional.
Marcado por antecedentes de acoso sexual, Chaves ha sostenido un discurso agresivo contra sus adversarios, mientras empieza a admirar la reelección en El Salvador de Nayib Bukele y confiesa que sostiene comunicaciones directas con la dictadura Ortega-Murillo de Nicaragua.
“Por supuesto que nuestra democracia arrastra deudas con la ciudadanía. Tal y como hoy sucede la inseguridad ciudadana y el exponencial crecimiento de la violencia homicida, de los femicidios y de los asaltos; con la carencia de infraestructura; con las deficiencias en la educación pública y el debilitamiento de los programas sociales. También, con las miles de familias a las que hoy se les raciona el agua y que corren el riesgo de sufrir igual suerte con la electricidad”, señalaron los exgobernantes.
En su declaración, los expresidentes hicieron un llamado a “deponer las banderas partidistas, evitar los ataques y descalificaciones a importantes órganos del Estado y, sobre todo, con la construcción de una peligrosa narrativa que tergiversa burdamente nuestra historia institucional”.