Un mes después de ser liberados como presos políticos y desterrados por la dictadura de Nicaragua, un grupo de estos ciudadanos pidió a Estados Unidos y otros gobiernos que les han brindado ayuda tras salir de prisión, que lleven a cabo acciones que les permitan la reunificación con sus familias.
Además, en un comunicado de tres páginas y 12 puntos denunciaron que tras ser desterrados, la dictadura Ortega-Murillo ha intensificado el acoso a sus parientes que viven en Nicaragua.
Entre otras cosas, solicitan que la presidencia y el Congreso estadounidense considere la aprobación de mecanismos legales que les permitan a los 222 presos políticos liberados el 9 de febrero recibir la condición de refugiados o asilados políticos de manera expedita, lo que les permitiría recibir asistencia de parte de las agencias federales.
“Y lograr nuestra pronta inserción social y laboral en esta gran nación; el acceso a los servicios de salud física y emocional para superar los traumas y secuelas originadas por las torturas físicas y psicológicas sufridas por parte de los agentes de la dictadura”, se lee en un comunicado de 3 páginas y 12 puntos que publicó en su cuenta en Twitter el exprecandidato Félix Maradiaga.
Piden además a los países que les han ofrecido ayuda, como la posibilidad de adoptar la ciudadanía, “que lleven adelante acciones conducentes a nuestra pronta reunificación con nuestras familias, puesto que el régimen continúa con sus acciones de intimidación, amenazas y asedios a nuestros seres queridos”.
Los expresos políticos condenaron la persecución que sufre la iglesia católica y otras denominaciones religiosas. Exigen también la liberación del obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, quien renunció a la posibilidad de ser expulsado de Nicaragua y a cambio, el 10 de febrero, fue condenado a 26 años de cárcel por un tribunal de justicia de la dictadura.
El comunicado lo rematan con un llamado a funcionarios y empleados públicos, civiles y militares, a que “se unan a la causa de la libertad, democracia y porvenir para nuestro país”.
Todos los planteamientos los exponen después de agradecer a todos los gobiernos y entidades que les brindaron apoyo tras su expulsión.
El 9 de febrero pasado, la dictadura Ortega-Murillo liberó a 222 presos políticos, pero los desterró. Estos fueron acogidos por Estados Unidos, que no solo les brindó transporte para sacarlos de Nicaragua, sino también les otorgó parole humanitario por dos años. Una semana después, 94 opositores más fueron castigados por el régimen al retirarles la nacionalidad. Entre estos están Serio Ramírez y Gioconda Belli, dos de los más grandes exponentes literarios de las últimas décadas en ese país centroamericano.