El gobierno de Xiomara Castro se ha alineado con la izquierda más radical del continente y se ha acercado a China y Rusia, con el riesgo de convertirse en una nueva Nicaragua, mientras se ve sometido a un caos sin precedentes, sin llenar las expectativas de la población. Así advierten analistas hondureños consultados por Centroamerica360.
“En efecto, parece que Honduras está siguiendo la ruta de Daniel Ortega, de Nicaragua. Sigue sus pasos, en forma discreta pero suicida, tanto en lo referido a explicar su rompimiento con Taiwan, su cercanía a China y cambiado de aliado estratégico, distanciándose de los Estados Unidos”, advierte Juan Ramón Martínez, un reconocido analista y escritor hondureño.
Martínez cree que el partido oficialista Libre y el y el gobierno “siguen un modelo autoritario. No son demócratas. Por ello no negocian, sino que descalifican a la oposición y se condenan al aislamiento”.
La retórica de “socialismo democrático”, el discurso “antiimperialista”, la defensa de Xiomara Castro a las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua en foros internacionales se han vuelto discursos comunes de la mandataria y de su esposo y principal asesor, Manuel “Mel” Zelaya, el expresidente derrocado por un golpe militar en 2009.
Muchos señalan a Zelaya de ser el poder tras el trono, incluyendo su antiguo aliado, Salvador Nasralla, el vicepresidente y mayor crítico del gobierno. Incluso culpan a Zelaya del caos social y de las tomas de instituciones públicas.
La propia presidenta Castro ha contribuido a entronizar a su esposo al llamarlo públicamente “presidente eterno”.
Lo cierto es que Zelaya es omnipresente y habla en nombre del gobierno en virtualmente todos los temas de Estado.
“Hay un atisbo de democracia acá que aún lo está respetando José Manuel Zelaya, quien es el verdadero poder detrás del trono”, explica Carlos Alvarenga Arias, abogado y analista.
Alvarenga describe a Zelaya con un “discurso demagogo, harto halado y traído de echarle la culpa a los empresarios, a los partidos tradicionales y a los militares”, pero cree que aún “está muy lejos de convertirse en algo similar a Nicaragua”.
El alineamiento con Rusia, China, Venezuela, Nicaragua…
Una muestra de la tendencia del gobierno Castro-Zelaya es su alineamiento con las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua, a las que defiende en todos los foros internacionales. El gobierno hondureño se ha negado a condenar las violaciones de Derechos Humanos de la dictadura de Daniel Ortega o la invasión rusa a Ucrania. La ruptura con Taiwán y el alineamiento con China es otro hecho significativo.
“Es decir que pone en peligro al pais, en la medida en que se mueve, en la nueva competencia mundial, desde Estados Unidos hacia China. Es torpe, porque los interés hondureños están en el lado de occidente y nada podemos lograr con China”, dice Martínez.
Según Carolina Alduvin, una reconocida científica hondureña, parte de la Academia Nacional de Ciencias de Honduras, la población percibe un giro ideológico-político para alinearse con regímenes enemigos de Estados Unidos.
“Eso percibe la población y es hora de que Estados Unidos tome medidas, las sanciones económicas los pueden hacer entrar en razón”, señala.
Alduvin comenta que cuando la vicepresidenta Kamala Harris visitó Honduras, pidió a Xiomara Castro dos cosas: “una, que no se fueran con China y dos, que se mantuvieran dentro de la alianza de las Américas que los gringos controlan y ambas se las pasó por el arco del triunfo”.

Democracia en peligro
Según Carolina Alduvin, “la incipiente democracia hondureña, por supuesto que está en peligro”.
Según Alduvin, una habitual columnista en medios de su país, “todavía no hay persecución abierta a los críticos del gobierno, porque no implica acciones de investigación o penales” pero sí “se pueden dar el lujo de tirar de locos a los que criticamos o denuncian”.
Según Carlos Alvarenga, un riesgo a la vista es el sueño de Mel Zelaya de establecer una Asamblea Constituyente que instaure un regimen socialista, precisamente una aspiración que le costó su destitución en 2009.
“Electoralmente no hay nubarrones aún en el horizonte, pero la Constituyente sin duda sería el acabose”, dice Alvarenga.
Martínez es todavía más contundente en su análisis: “Honduras no esta saliendo de la crisis, mas bien esta caminando, en forma suicida, hacia la caida final”.
Martínez sostiene que el gobierno de Xiomara Castro, “se está quedando solo”.
“Y parece que el fin es ese, para producir un vacío político y crear las condiciones para un golpe en contra del Congreso y desde allí, convocar una constituyente para que un nuevo poder irregular, le dé a Libre lo que el pueblo no le ha dado en las elecciones”.
Juan Ramón Martínez, académico hondureño.
Un gobierno ineficiente
Lo que todos coinciden es que el gobierno de Xiomara Castro -o Mel Zelaya- no resuelve los problemas de la población y ha elevado el descontento popular.
“En cuanto a ser el gobierno del pueblo como se vendía, para nada: no hay medicinas, las clases en los centros públicos empiezan en febrero, en abril el 25% no había iniciado clases por falta de maestros. etc. En ese sentido es un gobierno desentendido de las necesidades populares más básicas”, señala Alvarenga.
El académico Juan Ramón Martínez advierte que “es difícil encontrar muchas cosas positivas” en el gobierno de Castro.
“Fuera de mantener cierta disposición para que el el país siga funcionando y se respete la independencia de los poderes. Fuera de esto, el gobierno no ha hecho nada positivo para la población”, señala Martínez.
“Mas bien, todos los errores cometidos, han provocado la erosión de su frágil respaldo popular, el crecimiento de la oposición y la alimentación de la crisis general, que puede volver inestable e inmanejable la situación del país”, agrega el académico.

La seguridad un caos
La seguridad es uno de los problemas más graves de Honduras y el gobierno ha establecido estados de excepción focalizados en zonas de mayor incidencia delincuencial. Aunque las autoridades hablan de reducción de homicidios y mejora en otros índices de criminalidad, lo cierto es que las quejas de la población continúan.
Para Alduvin, “la seguridad está colapsada”.
“No sirven las cámaras del (sistema de emergencia) 911, hay asesinatos masivos casi a diario y cada vez más cerca de los lugares que han sido seguros. El narcotráfico, en cualquier escala genera demasiada violencia, incontrolable al estar mejor equipados y organizados los delincuentes que la autoridad, en el supuesto que no estén coludidos”.
Carolina Alduvin, académica hondureña
Alvarenga señala que la criminalidad en Honduras ha vuelto a los números del 2010, cuando San Pedro Sula y Tegucigalpa estaban en las primeras ciudades más peligrosas del mundo.
“El narcotráfico no ha bajado, la actividad de las pandillas tampoco, incluso están armando balaceras muy seguido en cárceles de “máxima seguridad”. La extorsión se desbordó de forma asombrosa”, dice Alvarenga.
El abogado señala que “la violencia social igualmente está insostenible, lo cual tiene muchas causas: vendetas familares, asesinatos pasionales, feminicidios, sicariato, y no se diga asaltos, robos, hurtos, etc. Resurgió el secuestro cosa que había desaparecido”.

El caos de los colectivos
Otro hecho significativo de la crisis hondureña son las recurrentes tomas de instituciones, desde ministerios hasta centros de salud, además de calles y carreteras, por parte de los llamados “Colectivos”, organizaciones de choque cercanos a Mel Zelaya.
“Los colectivos de Libre, son expresiones autoritarias fascistas como lo fueron las camisas negras y las camisas pardas en Italia y Alemania”, así los define Juan Ramón Martínez.
“Lo que persiguen es dominar vía la amenaza, a las instituciones para emplear a sus parciales, para aumentar la masa electoral, con la cual creen que pueden ganar las próximas elecciones”, señala Martínez.
Para este académico, es una “metodología del terror” que puede revertirse “y provocar una reacción en contra del gobierno de Xiomara Castro, que cada día que pasa, esta perdiendo aliados y deteriorando sus bases”.
Alduvin define a los cos colectivos como “turbas que Mel (Zelaya) controla, hacen su trabajo sucio, que es generar caos y demostrar fuerza irregular”.
“Actúan por motivos personales y sectarios sin importar a quien se llevan de encuentro, los menos afortunados, como de costumbre”, dice Alduvin.
Precisamente, el diputado del opositor partido Liberal, Mauricio Villeda Bermúdez, dijo la semana pasada que “Se está creando un caos como se creó en el pasado. Mel es quien ordena que se muevan los colectivos o turbas de Libre que van a los distintos lugares y oficinas”.
Alvarenga coincide con Alduvin y Martínez y los define como “hordas de hombre armados con palos y piedras”.
“Entran a Departamentales de Educación, hospitales, centros de salud y alguna otra institución que no sean de salud ni educación, exigiendo que se quite al jefe y que se contraten a activistas de Libre. No tienen otras intenciones”, relata Alvarenga.
El abogado recuerda que en una entrevista reciente en una de las entrevistas más vistas en honduras, los dirigentes de los colectivos expresaron que lo que buscan es “chamba para su gente. Nada más”.
“No hay nada ideológico allí, ni plan de gobierno. Lo malo es que ni la Presidenta, ni la Policía dicen ni hacen nada y allí se quedan durante días y semanas con las instituciones secuestradas. Y Manuel Zelaya, que es el coordinador de Libre, tampoco dice nada”, dice Alvarenga.
“Se puede hacer la lectura de que es parte del plan de Zelaya de mantener el caos, como parte de la estrategia de echarle la culpa al pasado y llamar a la constituyente”.
Carlos Alvarenga Arias, abogado y analista.