Tras la confiscación arbitraria de la Universidad Centroamericana en Managua, la Compañía de Jesús sufrió el asalto a la casa de refugio de los jesuitas por policías con armas de guerra, mientras sacerdotes y ayudantes huían del país por veredas.
Así narró uno de los testigos el hecho.
“El sábado 19 de agosto estábamos celebrando la eucaristía y el almuerzo las dos comunidades presentes en el país en la comunidad San Ignacio (17 jesuitas), pues despedíamos a Alejandro Cardoze, s.j., quien luego de su magisterio partiría para España a sus estudios de Teología”, dijo el testigo al medio Religión Digital.
“Al volver a Villa Carmen (P. Everardo, P. Adolfo, Sándor y Herlin) se encontraron con una patrulla de la policía en el portón trasero de la comunidad (única entrada y salida desde la confiscación de la UCA), que entró junto con ellos a nuestra propiedad”, relató.
Dijo que al llegar a la casa se encontraron con alrededor de 15 policías más con uniformes de campaña, encapuchados y con armas de guerra.
“El jefe del comando policial preguntó por el padre Rolando Alvarado y el padre Everardo les dijo que no estaba y que no sabían dónde estaba. Trató de explicar al jefe policial que la comunidad era propiedad aparte de la UCA, pero éste les dijo que era propiedad del estado de Nicaragua”, relató.
“Les indicaron que podían entrar a sus cuartos a retirar sus objetos personales acompañados cada uno de dos policías con su armamento de guerra, uno se quedaba en la puerta del cuarto y el otro entraba con el jesuita”.
Prosiguió el relato que, si bien no hubo ni golpes, ni gritos o empujones, los compañeros han manifestado que la violencia emocional y psicológica de verse despojados de su casa de esa forma es algo que continúan procesando.
“El padre Adolfo (99 años) permaneció en el carro encendido y con el aire acondicionado y, por tanto, no logró sacar nada”, dijo el testigo jesuita.
“Ya habíamos determinado que el padre Rolando Alvarado, rector de la UCA, tenía que salir del país y el día planificado para hacerlo era ese mismo sábado, por lo que él y el Hermano Leonardo, miembros de la comunidad de Villa Carmen, no regresaron a la comunidad ese día”, narró.
“Unas religiosas dieron posada al padre Rolando, padre Silvio y Hermano Leo en las afueras de Managua mientras lográbamos tener noticias de los compañeros de Villa Carmen. Una vez que supimos que estaban fuera de peligro, agradecimos a las religiosas, quienes hicieron una hermosa oración por los tres que emprenderían rumbo al sur para poner a salvo al padre Rolando”, dijo el jesuita, quien agregó que la narración de la travesía queda pendiente para otra ocasión.
“Sí queremos dejar constancia del apoyo del Servicio Jesuita a Migrantes de Costa Rica, quienes estuvieron presentes a lo largo de toda la ruta dándonos indicaciones.
Por razones de seguridad el hermano. Leonardo también tuvo que salir del país”, contó.
De acuerdo a la narración, los padres Arnaldo Zenteno y Richard Vélez, con problemas de movilidad, acompañados por el escolar Herlin Samayoa, maestrillo que trabajaba en Fe y Alegría, salieron por el aeropuerto el miércoles 23, día en que el gobierno publicó en La Gaceta, diario oficial, la cancelación de la personería jurídica de la Asociación Compañía de Jesús de Nicaragua.
El relato detalla que quedan 11 jesuitas en Nicaragua: “Queremos seguir sirviéndole con humildad y acompañándole en su dolor y en su esperanza”.
Los jesuitas están viviendo en la comunidad San Ignacio, siempre pendientes de lo que pueda ocurrir en los próximos días: “somos conscientes de que es una gracia que el Señor nos da el poder experimentar lo que buena parte de nuestro pueblo está experimentando: la total indefensión ante el abuso del poder por parte del
gobierno”.
Ellos terminan la narración pidiendo que no se olviden de orar por quienes llevan la peor parte en esta crisis nacional: “los presos y presas políticas, que ya son 78 y es una lista que tristemente no deja de crecer”.