La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo intensificó las tensiones diplomáticas en la región centroamericana al amenazar con “medidas oportunas” a los países que rechazaron su propuesta para la Secretaría General del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA).
El anuncio fue realizado a través de una comunicación oficial enviada por el canciller Valdrack Jaentschke a las cancillerías de Costa Rica, Guatemala, Panamá y República Dominicana.
En la misiva, fechada el 28 de noviembre, Jaentschke calificó la solicitud conjunta de estos cuatro países, en la que pidieron una nueva terna de candidatos, como “irrespetuosa e impositiva”.
La comunicación sostiene que esta decisión constituye un “bloqueo ilegal” a Nicaragua y acusa a los países firmantes de caer en un “desacato vergonzoso”.
“Esta insólita insubordinación no solo viola el derecho que nos rige en el marco del SICA, sino que exhibe una posición excluyente y discriminatoria hacia nuestro país. Nicaragua está considerando algunas medidas que comunicaremos oportunamente”, señaló Jaentschke en el documento.
Rechazo unánime y suspensión de reuniones
El rechazo se centra en la terna presentada por Nicaragua el 11 de noviembre, encabezada por el excanciller Denis Moncada Colindres, junto a la diputada oficialista sancionada por Estados Unidos, Arling Patricia Alonso Gómez, y la ministra de la Familia, Johanna Vanessa Flores Jiménez.
Según fuentes diplomáticas, los candidatos no cumplen con los requisitos de imparcialidad, independencia e integridad establecidos en los artículos 26 y 27 del Protocolo de Tegucigalpa.
La disputa llevó a la suspensión de una reunión virtual del Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores, prevista para el 29 de noviembre, dejando la agenda del SICA nuevamente en el limbo.
Desde noviembre de 2023, la Secretaría General del organismo permanece acéfala tras la renuncia de Werner Vargas, lo que ha obstaculizado la operatividad de la institución.
Críticas a los candidatos sandinistas
La terna de candidatos ha sido objeto de duras críticas por parte de los países miembros del SICA.
Diplomáticos consultados sostienen que el excanciller Moncada, aunque experimentado, carece de la independencia necesaria debido a su estrecha vinculación con el régimen de Ortega. Por su parte, los otros dos postulantes son considerados operadores políticos sin experiencia diplomática.
“La terna no busca la integración, sino el control absoluto del SICA por parte de la dictadura de Ortega”, señaló un experto en relaciones internacionales de la Universidad de Costa Rica.
Tensiones históricas
El rechazo a los candidatos nicaragüenses no es nuevo. En 2024, Nicaragua ya enfrentó fricciones por intentar imponer a Valdrack Jaentschke como secretario general.
La insistencia del régimen en nombrar a figuras leales a sus intereses ha sido interpretada como un intento de influir en las decisiones estratégicas del organismo, incluidas las relaciones con socios observadores como Taiwán y la posible inclusión de China y Rusia.
El Protocolo de Tegucigalpa establece que la Secretaría General debe ser ocupada por una figura imparcial y representativa de los valores de integración regional, algo que los países firmantes consideran incompatible con los candidatos propuestos por Managua.
La oposición política de Nicaragua, que había enviado una carta de los cancilleres de Centroamérica demandando el rechazo a la terna de la dictadura, celebró en redes sociales la decisión negativa a Moncada.
“Consejo de Ministros de Centroamérica suspende sesión planeada para hoy donde la dictadura Ortega Murillo pretendía la secretaría general del SICA. Seguiremos presionando. Elegir un funcionario de la dictadura como secretario general sería un golpe profundo a los pueblos centroamericanos”, clamó la activista Haydee Palacios.
Crisis diplomática en el horizonte
La amenaza de “medidas” por parte del régimen Ortega-Murillo ha generado preocupación entre los países miembros del SICA, que ven en estas acciones un riesgo para la estabilidad regional, debido a sus desmanes internos y su agenda en pro de China, Rusia y otros países “peligrosos” como Irán, Corea del Norte y Afganistán.
A esto se suma el reciente historial de tensiones provocadas por Nicaragua, como su advertencia de retirarse del organismo y no asumir la presidencia pro témpore, amenazas que no llegaron a materializarse.
Analistas consultados destacan que esta situación refleja no solo el aislamiento internacional del régimen de Ortega, sino también su incapacidad para generar consensos en un organismo diseñado para promover la integración centroamericana.
“La dictadura de Ortega está dispuesta a sabotear el SICA si no logra imponer su agenda. Esto es un ataque directo a los principios de integración y cooperación regional”, afirmó el académico costarricense.
Mientras tanto, el futuro del SICA permanece en suspenso, atrapado entre la falta de un liderazgo efectivo y las maniobras políticas de la dictadura nicaragüense.
Los países miembros enfrentan el desafío de mantener la institucionalidad del organismo sin ceder a las presiones del régimen orteguista, cuya terna sigue siendo rechazada categóricamente.a