La dictadura de Nicaragua expulsó del país al embajador de Brasil en Managua, Breno de Souza da Costa, en represalia por la congelación de las relaciones entre los dos gobiernos desde que el presidente brasileño Lula da Silva intentó interceder por la liberación de un obispo católico perseguido por el régimen.
El distanciamiento entre Lula (PT) y el dictador Daniel Ortega se ha profundizado desde que el mandatario sudamericano intentó intermediar la liberación del obispo Rolando José Álvarez, que estuvo detenido durante más de 500 días y finalmente fue expulsado del país centroamericano en enero. El dictador nicaragüense ignoró a Lula y ni siquiera respondió a una solicitud de llamada telefónica para tratar el asunto.
Según un alto funcionario de la presidencia brasileña, citado por el diario Folha de São Paulo, el aviso del régimen Ortega de que Breno debía abandonar el país se dio hace unas dos semanas. El Ministerio de Relaciones Exteriores ha realizado gestiones junto a Nicaragua para aclarar la decisión y, según el funcionario, espera una manifestación definitiva de Managua.
La cancillería brasileña advirtió a las autoridades locales que habrá consecuencias si se confirma la orden de expulsión. El embajador Breno de Souza da Costa está en Managua y aún no ha salido de Nicaragua.
La noticia de que Breno recibió la orden de las autoridades nicaragüensas de abandonar el país fue publicada este miércoles por el sitio web Divergentes.
El sitio también dijo que el régimen Ortega dio 15 días para que Breno abandonara Nicaragua. Sobre este punto, un interlocutor en el gobierno de Lula dijo que el comunicado de la dictadura sobre la expulsión de Breno no trajo un plazo para esto, por lo que la presidencia brasileña vio espacio para intentar dialogar.
El funcionario de Itamaraty al lado del asunto dijo que el acto que desencadenó la decisión de expulsión fue que el embajador brasileño no participó en un acto en celebración de los 45 años de la revolución sandinista. La ausencia irritó a las autoridades locales.
El diplomático brasileño actuó bajo la orientación de Itamaraty. Ante la congelación de las relaciones, tenía instrucciones de Brasilia de no comparecer en ciertos actos políticos del régimen. El PT es un aliado histórico de Ortega, líder de la revolución sandinista y en el poder de forma ininterrumpida desde 2007.