La insistencia del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo por ocupar la Secretaría General del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) ha tensado las relaciones entre los países miembros y amenaza con desestabilizar la ya frágil dinámica de integración regional.
Los analistas políticos Juan Sebastián Chamorro y Guillermo Belt desmenuzaron -en el programa Enfoques del periodista Luis Galeano- el impacto de la maniobra nicaragüense en el bloque centroamericano, resaltando la creciente confrontación entre el autoritarismo del régimen nicaragüense y las democracias de la región.
Desde noviembre de 2023, el cargo de secretario general del SICA ha estado vacante debido a la renuncia forzada de Werner Vargas, impuesta por el régimen de Ortega.
Desde entonces, Nicaragua ha presentado repetidas ternas de candidatos, entre ellos, polémicas figuras cercanas al círculo de poder sandinista como Valdrack Jaentschke, exviceministro de Relaciones Exteriores; Ana Julia Guido, ex fiscal general; Denis Moncada, excanciller y Sonia Castro, exministra de Salud, todos señalados de crímenes de lesa humanidad.
“Lo que conocemos es que lo que le han dicho en el SICA estos cuatro países a Nicaragua (Costa Rica, Panamá, Guatemala y República Dominicana) que no es que no tienen derecho a elegir secretario, sino que las ternas que han presentado simplemente no cumplen con los requisitos de lo que significa ser secretario general del SICA”, explicó Chamorro durante el programa.
Rechazo regional y una coalición emergente
Los analistas señalaron que el rechazo de las democracias centroamericanas a las ternas presentadas por Nicaragua refleja no solo una oposición a las figuras propuestas, sino un posicionamiento firme contra el autoritarismo del régimen sandinista.
“Costa Rica, Panamá, Guatemala y República Dominicana están haciendo una subcoalición de países probablemente para no partirse frente a cualquier represalia que pueda venir de Nicaragua”, destacó Chamorro.
En este contexto, el analista también apuntó que esta coalición emergente podría ser el preludio de una postura más sólida y coordinada en otros temas regionales, como el comercio y la seguridad.
“Ni siquiera en los 80, cuando se da el acuerdo de paz de Óscar Arias, se veía algo así. Ahora estamos hablando de un bloque de países que reconocen a Nicaragua como un estado forajido”, añadió.
Manipulación de la Corte Centroamericana de Justicia
Un aspecto preocupante del debate fue la relación entre el SICA y la Corte Centroamericana de Justicia (CCJ), cuya sede está en Managua.
Los analistas advirtieron que la presencia de magistrados afines al régimen en esta corte podría permitir a Ortega y Murillo manipular el órgano para obtener resoluciones favorables.
“La Corte Centroamericana está en Managua, y ya los magistrados saben qué es lo que pasa cuando uno desafía al régimen: te ponen la patrulla y te echan preso, aunque seas magistrado”, afirmó Chamorro.
El doctor Guillermo Belt, ex asesor de la Organización de Estados Americanos, coincidió con esta visión, añadiendo que “lo interesante es que hay cuatro países que han decidido mostrar su rechazo a Ortega y su consorte”.
Una tensión que desafía la integración regional
Más allá de las disputas por el liderazgo del SICA, los analistas subrayaron el impacto que estas tensiones podrían tener en la integración regional.
Según Chamorro, el SICA enfrenta un momento crítico en el que debe decidir si prioriza los intereses de un régimen autoritario o los valores democráticos compartidos por la mayoría de sus miembros.
“Esto que estamos viendo hoy en el SICA es un conflicto entre dictaduras y democracias. Esto no es más izquierda contra derecha; es libertad contra totalitarismo”, sentenció Belt.
La postura de los países que rechazan las candidaturas de Ortega podría ser un punto de inflexión para la política regional, advierten.
Al mismo tiempo, la insistencia del régimen en ocupar el cargo muestra su necesidad de legitimidad internacional en medio de un creciente aislamiento global. Para los analistas, el desafío es claro: preservar la institucionalidad del SICA frente a la amenaza de la manipulación autoritaria.
“Lo que estamos viendo no es solo una disputa por un cargo; es una lucha por el alma de la integración centroamericana”, concluyó Chamorro.