Al 256 organizaciones evangélicas han sido cerradas por la dictadura Ortega-Murillo en Nicaragua desde 2022, un reflejo de que la persecución contra la Iglesia Católica se extiende también a las iglesias protestantes. Además, en 2022, el gobierno cerró también 20 iglesias evangélicas, según un artículo del medio especializado Christianity Today.
Desde 2018, el gobierno de Ortega ha encarcelado y exiliado a los sacerdotes católicos que han criticado al régimen. Un informe publicado recientemente por Christian Solidarity Worldwide (CSW) registró 310 violaciones graves a la libertad de religión o de creencias entre noviembre de 2022 y enero de 2024.
El medio Christianity Today cita el caso del pastor Rudy Palacios, cuya iglesia en La Roca tenía 1500 miembros y seis sedes diferentes. Pero tras acompañar a sus hijos a una protesta en 2018, el gobierno lo acusó de terrorismo y lo obligó a exiliarse.
El caso de Mountain Gateway
El caso quizás más extremo es el de la Iglesia Puerta e la Montaña (Mountain Gateway), acusada de lavado de dinero y con una docena de pastores arrestados desde diciembre pasado.
Para Britt Hancock, quien fundó Mountain Gateway en 2009, estas acusaciones no tienen sentido.
“No nos han entregado ningún documento legal para establecer de qué están siendo acusados nuestros pastores estadounidenses y nicaragüenses, por lo que no tenemos ninguna explicación de lo que está sucediendo”, dijo Hancock a Christianity Today.
“No entendemos la complejidad de todo esto, especialmente porque hemos trabajado para mantener una relación respetuosa con el gobierno, cumpliendo con sus políticas y leyes”.
Lo que sí dice Hancock es que el año pasado, “mientras trabajábamos con nuestros pastores, todos ellos manifestaron que necesitábamos demostrar extrema precaución al predicar el evangelio”.
Los evangélicos representan cerca del 38 % de la población de 6.4 millones de Nicaragua.
La dictadura de Ortega-Murillo ha cerrado más de 3,500 organizaciones no gubernamentales incluyendo la Cruz Roja y los Boy Scouts.
Si critican… sufren las consecuencias
Isaías Martínez, pastor presbiteriano y coordinador para Centroamérica del Seminario Reformado Latinoamericano (SRL), le dijo a Christianity Today que si hablan contra el gobierno, sufren las consecuencias.
“Tenemos libertad de creencia y religión en Nicaragua”, dijo Martínez. “Pero desde 2018, si un pastor habla en contra del gobierno, especialmente en las redes sociales, podría haber consecuencias. Es mejor que nos dediquemos a predicar la Palabra de Dios y no nos metamos en política”.
Los pastores que creen que el gobierno está tratando injustamente a las organizaciones cristianas tienen miedo de hablar o prefieren mantener una distancia entre su ministerio y la situación política del país.
Al pastor de una pequeña congregación en Managua le congelaron la cuenta bancaria de su iglesia y recibió amenazas violentas por no promover eventos a favor del gobierno.
“Aquellos que dicen que no hay persecución no entienden lo que es la persecución”, afirmó. “Los pastores evitamos hablar de política en nuestros sermones porque sabemos que entre las personas que nos escuchan puede haber agentes del Estado que nos acusen después de violar la ley”.
Antes de 2018, algunos pastores evangélicos hicieron campaña a favor de Ortega, quien los consideraba aliados, ofreciéndoles un trato burocrático preferencial.
Este cambio de actitud del régimen de Ortega y Murillo hacia católicos y evangélicos ha sido estudiado por Teresa Flores, directora del Observatorio de Libertad Religiosa en América Latina.
“Como la iglesia evangélica no tiene un liderazgo unificado, la persecución es diferente y más difícil de percibir que la de la iglesia católica. Es una comunidad más diversa”, explicó desde Perú.
“En cuanto a los evangélicos, también sabemos que hay un subregistro de persecución. Muchos pastores que han sido amenazados o agredidos prefieren no denunciar, porque saben que si lo hacen, las consecuencias pueden ser peores”, dijo Flores, agregando que “esto no significa que sean libres. Simplemente no quieren involucrarse más por miedo a la hostilidad del gobierno”.
“El régimen ha tratado de manera diferente a la jerarquía católica y a la jerarquía evangélica”, dijo el activista y galardonado caricaturista nicaragüense Pedro Molina. “Los líderes políticos evangélicos habían sido [aquietados] al otorgarles privilegios, como permisos para realizar eventos y abrir escuelas, además de obtener licencias para canales de televisión y estaciones de radio”.
Molina, que ahora vive en Nueva York y está exiliado desde 2018, acusó en sus caricaturas a estos pastores metidos en la política de recibir un “diezmo sangriento”.
Uno de los probables protagonistas de sus caricaturas habría dio el pastor Guillermo Osorno Molina, quien en algún momento tuvo sus propias estaciones de radio, un canal de televisión e incluso un partido político llamado Camino Cristiano Nicaragüense (CCN).
Sin embargo, en 2022 Osorno decidió desafiar a Ortega y se postuló como candidato presidencial de su partido. En respuesta, el gobierno cerró su canal, Enlace Canal 21, luego de que una transmisión afirmara que había habido fraude electoral en las elecciones presidenciales de 2022. Además, a Osorno se le prohibió salir del país y el gobierno declaró su partido político como ilegal.
A pesar de los ataques contra la iglesia en Nicaragua, la población de ese país sigue siendo receptiva al mensaje cristiano.
“El clima espiritual en Nicaragua durante las campañas de evangelización masiva que realizamos fue uno de los ejemplos más extraordinarios de la unidad de la que habla Juan 17 entre todas las denominaciones y movimientos que jamás haya visto”, dijo Hancock, fundador de Mountain Gateway.
“Cada pastor con el que interactuamos estaba entusiasmado por el hecho de que había tantos nuevos creyentes en sus iglesias. Los miembros de sus iglesias estaban motivados para compartir su fe como nunca lo habían estado, y sus templos no tenían espacio para albergar a tanta gente nueva que llegaba inmediatamente después de cada campaña”, subrayó.