El presidente panameño José Raúl Mulino volvió a calificar a Nicaragua como una dictadura, aunque se desmarcó del caso de su padrino político, Ricardo Martinelli, exmandatario, quien vive asilado en la embajada del régimen sandinista en el país canalero bajo la figura de asilo político, para evadir la cárcel por una condena de más de 10 años por lavado de dinero.
“Nicaragua sin duda alguna es una dictadura política reprochable desde todo punto de vista lo que está pasando en ese país”, dijo contundente en una entrevista con DW de Alemania.
Sin embargo, se aparte de utilizar la misma fuerza para referirse al salvoconducto que su amigo ha recibido para no ser arrestado.
“Martinelli está asilado en la embajada de Nicaragua valiéndose de un derecho bilateral que existe en tratados internacionales”, sostuvo.
“Yo soy respetuoso del derecho a asilo político, que es lo que prevalece en la relación Martinelli-Nicaragua en este momento. El gobierno de Panamá no es parte de ese problema”, agregó.
El millonario expresidente se refugió en la embajada nicaragüense cuando su condena fue declarada en firme y mientras corría como favorito para ganar las elecciones.
En medio del lío, Martinelli depuso su aspiración y le cedió el puesto a su compañero de fórmula, Mulino, quien fue uno de sus ministros (entre 2009 y 2014), pero además es su amigo.
El gobierno de Laurentino Cortizo entró en conflicto con Nicaragua por el asilo otorgado al exmandatario (la dictadura de Ortega ha hecho lo mismo con los expresidentes salvadoreños Mauricio Funes -con 2 condenas penales y prófugo- y Salvador Sánchez Cerén -requerido en su país por cargos de corrupción-).
Incluso, Cortizo acusó a Ortega de interferir en asuntos propios panameños, por asilarlo.