En un contexto de crecientes tensiones internacionales, Nicaragua y Rusia han sellado una serie de acuerdos de cooperación que han levantado alertas en la arena diplomática.
El régimen nicaragüense, encabezado por Daniel Ortega, ha formalizado pactos que involucran el fortalecimiento de la actividad policial y la regulación de organizaciones sin fines de lucro, bajo la sombra de la influencia rusa.
El asesor presidencial Laureano Ortega Murillo, hijo de los dictadores, anunció la firma de estos acuerdos, destacando la cooperación entre la Policía del régimen nicaragüense y el Ministerio del Interior ruso, así como el memorándum de entendimiento sobre regulación legal de organizaciones sin fines de lucro.
BBC: hay similitudes en la forma en que Rusia y Nicaragua trata a los prisioneros politicos? Esto respondí: pic.twitter.com/cXi2LX4bGc
— Juan Sebastián Chamorro (@Jschamorrog) March 1, 2024
Estos acuerdos, que abarcan el período 2024-2026, han sido rubricados en el marco de la visita del secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolái Pátrushev, a Nicaragua.
Durante su estancia, Pátrushev abogó por la creación de un mecanismo destinado a fortalecer las capacidades de países latinoamericanos como Nicaragua, Cuba, Venezuela y Bolivia, ante “las agresiones de Estados Unidos”, en lo que algunos observadores interpretan como un desafío abierto a Washington y sus aliados.
La propuesta de ampliar los acuerdos hacia la defensa, cooperación técnica militar y ámbitos económicos y sociales resuena con un tono desafiante hacia las potencias occidentales que fustigan la invasión rusa a Ucrania.
Las reuniones bilaterales entre representantes rusos y nicaragüenses, que han incluido a altos mandos policiales, militares y funcionarios de diversas carteras, han profundizado la colaboración en campos que van más allá de la seguridad, abarcando aspectos militares y de espionaje.

La próxima cita en San Petersburgo, en abril, promete expandir aún más esta alianza estratégica para Rusia en lo que muchos llaman “el patio trasero de Estados Unidos”.
El dictador Daniel Ortega, en su acostumbrado discurso antiimperialista, ha recibido con entusiasmo la visita de Pátrushev, enfatizando la necesidad de “unidad” frente a lo que percibe como “agresiones” de Occidente.
Sin embargo, las implicaciones geopolíticas de estos acuerdos y su impacto en la región latinoamericana suscita preocupaciones sobre la autonomía y el equilibrio de poder en la región.
Mientras tanto, la Casa Blanca observa con atención cómo esta alianza, forjada en tiempos de incertidumbre global, podría redefinir las dinámicas políticas y de seguridad en América Latina, en un escenario marcado por la amenaza rusa a las potencias y la búsqueda de influencia en regiones estratégicas.