Obispo exiliado llama a mantener viva la voz de la esperanza en Nicaragua

El obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, dijo que hay que mantener la búsqueda de la luz de la esperanza, a pesar de las adversidades.

En una emotiva homilía dirigida a sus compatriotas nicaragüenses, monseñor Silvio José Báez, exiliado en Estados Unidos, abordó la difícil realidad que enfrenta su país bajo la dictadura de la familia Ortega-Murillo y criticó la decepción generada por ciertos grupos políticos.

En este tercer domingo de Adviento, comparó la situación actual de Nicaragua con la época de Juan el Bautista, destacando la importancia de ser testigos de la luz en tiempos de oscuridad.

Báez recordó que Juan el Bautista fue enviado por Dios no para promoverse a sí mismo, sino para ser un testigo de la luz en una sociedad marcada por el autoritarismo y la desilusión.

Resaltó cómo la figura de Juan, con su vida austera e íntegra, inspiraba esperanza y deseos de cambio en un pueblo agobiado por un poder opresivo y una religión estéril.

“Todo proceso de concientización o de movilización popular, produce mucho miedo en los poderosos. Por eso, los pueblos no deben desmayar en su esfuerzo por informarse, organizarse y alzar la voz aunque parezca como la de Juan, una voz en el desierto”, expresó.

Haciendo un paralelo con la realidad nicaragüense, Báez señaló la necesidad urgente de testigos de la luz como Juan el Bautista, que lleven consuelo y alegría a un pueblo abatido por la represión, el éxodo y la pobreza.

Subrayó la misión de los creyentes de ser portadores de esperanza y de denunciar todo lo que atente contra la dignidad humana.

Báez también criticó a los líderes políticos que buscan el poder para sí mismos en lugar de aliviar el sufrimiento del pueblo, y recordó cómo Juan el Bautista, a pesar de ser una voz poderosa, se mantuvo humilde y centrado en señalar al Mesías, en lugar de buscar protagonismo para sí mismo. Esta humildad y dedicación al servicio es lo que, según Báez, deben emular los líderes actuales.

“Juan Bautista nos enseña que no somos más que frágiles voces llamadas a ser eco de la Palabra de Dios. Nadie es ‘la Palabra de Dios’, pero todos podemos ser voces de Dios que gritan su palabra en el desierto del mundo”, dijo.

El obispo en el exilio concluyó su homilía con un llamado a los nicaragüenses a ser como Juan el Bautista: testigos humildes y valientes de la luz de Dios en medio de la oscuridad, llevando esperanza y alzando la voz contra la injusticia en un país marcado por la represión y la lucha por la libertad desde 2018.

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