Monseñor Rolando Álvarez, obispo nicaragüense desterrado por el régimen de Daniel Ortega, ha hablado por primera vez ante cámaras desde su liberación, en una entrevista realizada por EWTN Noticias y compartida por el canal de YouTube Aciprensa del Vaticano.
En una conversación con la corresponsal Paola Arriaza, el obispo reflexionó sobre su tiempo en prisión, su fe y su vida desde su llegada a Roma en febrero de 2024.
“Estoy muy contento en Roma, porque siempre que estuve detenido, pensaba que, al ser liberado de Nicaragua, la mejor ciudad en la que podía vivir era la eterna, precisamente porque estoy cerca de Pedro”, afirmó Álvarez, quien, a pesar de su destierro forzado, expresó su gratitud por poder estar en un lugar que renovó su fe.
“Esto renueva mi fe de tal forma que he tenido un año de recuperación, ciertamente de mi salud integral, pero también de encontrar paz interior, que tanto necesitaba”, añadió.
📹 VIDEO | “Yo siempre pensé y creí en mi libertad”. En una emotiva entrevista, Mons. Rolando Álvarez habló sobre su liberación en Nicaragua en enero de 2024, la cual describió como “una acción sobrenatural de Dios”. Puedes leer la entrevista completa en https://t.co/qRWm33oOCj pic.twitter.com/uhNfnbnqGw
— ACI Prensa (@aciprensa) February 7, 2025
Álvarez, quien fue condenado a 26 años de prisión por negarse a ser exiliado en febrero de 2023, recordó con fervor los momentos vividos en su país natal, donde fue acusado de “traición a la patria” y de “propagar noticias falsas” con el objetivo de desestabilizar a la dictadura familiar Ortega Murillo.
Sin embargo, más que hablar de la injusticia sufrida, Álvarez destacó el sostén de su fe: “No me siento exiliado, sino liberado”, subrayó.
Durante la entrevista, el obispo compartió detalles sobre su infancia en Managua. “Crecí en el seno de una familia campesina, obrera, muy católica, con una educación seria en la fe”, explicó, subrayando que su vocación fue evidente desde joven.
“Desde niño me veía jugando a ser sacerdote”, recordó entre sonrisas.
En cuanto a su ordenación sacerdotal, Álvarez explicó una elección que reveló su profundo vínculo con su comunidad.
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“El rector del seminario Juan Pablo II me propuso que el Papa San Juan Pablo II me ordenara sacerdote, pero opté por ser ordenado por mi obispo en la catedral Inmaculada Concepción de María, en mi diócesis de Managua, con mi gente, con mi pueblo”, detalló.
El obispo también relató cómo vivió su salida de Nicaragua, un momento cargado de emociones.
“Cuando me llevaban al aeropuerto, sentí una profunda alegría, pero sobre todo fue una experiencia de fe. En ese momento recité el Credo, porque es por mi fe que sufrí esa experiencia”, dijo.
A pesar de las circunstancias adversas, nunca dejó de creer en su libertad. “Siempre pensé y creí en mi liberación. No sabía cuándo, pero siempre esperé salir libre”, señaló.
Álvarez, al ser preguntado sobre cómo percibe la situación actual de la Iglesia en Nicaragua, mencionó con profundo cariño la carta pastoral enviada por el Papa Francisco a los nicaragüenses el 2 de abril de 2023.
Entrevista completa:
“El Papa nos exhortó a creer y confiar en la Providencia divina, incluso cuando no se puede entender lo que está sucediendo. Debemos seguir creyendo firmemente que Dios actúa en la historia”, destacó, reafirmando su esperanza en la resistencia de su pueblo.
En relación con su estado de salud tras un año de su liberación, el obispo confesó que llegó a Roma en un estado de total desgaste emocional.
“Vine en un estado menos cero en todas mis capacidades. Hoy, un año después, puedo decir que estoy en un 90 por ciento recuperado”, compartió, expresando su agradecimiento por el proceso de sanación, tanto físico como emocional, que ha vivido desde su llegada a Roma.
Al final de la entrevista, Álvarez dirigió un mensaje a su pueblo en Nicaragua, quienes, según sus palabras, siguen siendo el motor de su esperanza.
“Amo mucho a mi gente, a mi pueblo, y quiero que sepan que soy un obispo para la Iglesia Universal. Fui ordenado obispo para Matagalpa, y seguiré siendo cabeza visible de Matagalpa y administrador apostólico de Estelí hasta que Dios lo quiera”, afirmó con firmeza.
Finalmente, el obispo ofreció su bendición a Nicaragua y América Latina: “Desde aquí, les envío mi bendición: del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, concluyó.