En su discurso tradicional de inicio de año al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, el Papa Francisco dirigió su mirada hacia Nicaragua, denunciando con preocupación las medidas tomadas por el régimen de Daniel Ortega contra la Iglesia católica y sus representantes.
“La Santa Sede está siempre dispuesta a un diálogo respetuoso y constructivo”, afirmó el Pontífice en un discurso que fue leído por monseñor Filippo Campanelli, subrayando la necesidad de garantizar la libertad religiosa y los derechos fundamentales a todos los nicaragüenses.
El pontífice señaló que “no hay verdadera paz si no viene garantizada la libertad religiosa, que implica el respeto a la conciencia de los individuos y la posibilidad de manifestar públicamente la propia fe y la pertenencia a una comunidad”.
🔴 PAPA FRANCISCO: PREOCUPACIÓN POR MEDIDAS CONTRA LA IGLESIA EN NICARAGUA
En su tradicional discurso de inicio de año al cuerpo diplomático acreditado ante Santa Sede, mencionó a #Nicaragua como uno de los conflictos mundiales. “No hay paz sin libertad religiosa”, dice el Papa pic.twitter.com/Ymq6GaVbAP
— Israel González Espinoza (@israeldej94) January 9, 2025
Estas palabras resuenan especialmente en un país donde el gobierno ha intensificado la persecución contra sacerdotes, religiosas y fieles, lo que ha llevado a Nicaragua a convertirse en uno de los conflictos internacionales destacados en el mensaje del Papa.
Un régimen de represión y persecución
Bajo el mando de Daniel Ortega y Rosario Murillo, Nicaragua ha sido testigo de una escalada de represión contra la Iglesia Católica, que se ha convertido en uno de los últimos bastiones de resistencia frente a la dictadura. Sacerdotes y religiosas han sido objeto de hostigamiento, encarcelamiento e incluso destierro.
Uno de los casos más emblemáticos es el de Monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa, quien fue arrestado en agosto de 2022 y condenado a prisión por supuestos delitos de “conspiración” y “difusión de noticias falsas”.
Tras su negativa a aceptar el destierro, Álvarez fue trasladado a una cárcel de máxima seguridad, lo que desató una ola de condena internacional. El año pasado fue liberado, pero desterrado.
La dictadura también ha clausurado instituciones católicas, expulsado congregaciones religiosas, y restringido severamente las actividades de la Iglesia, calificándola de “desestabilizadora”.
Este clima de opresión ha llevado a miles de nicaragüenses a abandonar el país en busca de refugio, mientras que otros continúan enfrentando la represión interna.
Un llamado a la esperanza y el diálogo
A pesar de la gravedad de la situación, el Papa Francisco reiteró la disposición de la Santa Sede a entablar un diálogo con la dictadura de Ortega, siempre que este sea “respetuoso y constructivo”.
Sus palabras representan un llamado a la comunidad internacional para que no desvíe la mirada de Nicaragua y refuerce los esfuerzos para defender los derechos humanos en el país.