En un prolongado acto de resistencia ante la censura y represión impuesta por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, los periodistas nicaragüenses han encontrado en la clandestinidad la única vía para continuar con su labor informativa.
El precio a pagar por la prensa crítica ha sido alto desde 2018: hasta finales de 2023, más de 54 medios de comunicación y 16 espacios informativos se vieron afectados por la confiscación, cierre o destrucción, en un intento desesperado del régimen por silenciar las voces críticas.
Desde el inicio de la rebelión cívica en abril de 2018, los periodistas y medios en Nicaragua han sido víctimas de amenazas, persecuciones, encarcelamientos y confiscaciones de bienes.
El diario La Prensa, uno de los medios más afectados, denunció la confiscación ilegal de papel para imprimir periódicos, así como la toma de sus instalaciones en agosto de 2021.
La redacción completa tuvo que exiliarse para poder seguir operando.
De manera similar, el medio Confidencial también sufrió la arremetida de la dictadura, con la confiscación de equipos y la toma ilegal de sus instalaciones.
Su director, Carlos Fernando Chamorro, se vio obligado a exiliarse junto a gran parte de su equipo.
El caso de 100% Noticias fue aún más grave, con la toma del medio y la detención ilegal de su director, Miguel Mora, y la jefa de redacción, Lucía Pineda Ubau, por casi 6 meses.
Mora fue desterrado y desnacionalizado en febrero de 2023, mientras que Ubau fue expulsada del país y se le retiró su nacionalidad, sumado a la confiscación de su vivienda.
En total, al menos 242 periodistas han abandonado Nicaragua entre 2018 y 2023 debido a amenazas o arrestos arbitrarios por ejercer su labor informativa.
Muchos de ellos enfrentan ahora desafíos económicos y personales en su nueva realidad en el exilio.
El Índice Chapultepec presentado en la 78 Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) destacó que Nicaragua vive el peor retroceso en libertad de prensa en América Latina, con más de 300 agresiones a periodistas y más de 700 ataques a medios de comunicación.
En este contexto, el periodismo nicaragüense ha mostrado valentía y persistencia, encontrando en el exilio una nueva forma de hacer frente a las adversidades.
Medios digitales han emergido como una alternativa crucial, fortaleciéndose y aumentando su prestigio.
La colaboración entre estos medios se ha convertido en una estrategia clave, permitiendo una cobertura más amplia y efectiva.
A pesar de la limitación de la libertad de prensa y expresión en Nicaragua, el periodismo en el exilio ha logrado mantenerse firme y resistir la censura.
La memoria y documentación de agresiones contra periodistas y la ciudadanía se ha convertido en una herramienta esencial para denunciar las violaciones a los derechos humanos.
La solidaridad internacional ha desempeñado un papel fundamental en el apoyo a los periodistas exiliados y encarcelados, generando conciencia sobre la situación en Nicaragua y abogando por la libertad de prensa.
A pesar de los desafíos, los periodistas nicaragüenses en el exilio reafirman su compromiso con la verdad y la denuncia pública.
“Nosotros no podemos callarnos. La mejor forma de honrar a nuestros colegas que son criminalizados es seguir haciendo periodismo”, expresó uno de los periodistas exiliados. En medio de la adversidad, el periodismo en Nicaragua persiste, demostrando que la verdad no puede ser silenciada por la opresión.