La política estatal de persecución religiosa en Nicaragua ha sumado una nueva detención: el sacerdote Álvaro Toledo, de Ciudad Antigua, párroco se Nuestra Señora de la Asunción en Ocotal, de la diócesis de Estelí.
Es el sacerdote número 12 detenido arbitrariamente y se encuentra en estado desaparecido luego de haber sido capturado por policías al servicio del régimen sandinista de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Esta vez se puso en práctica el tenebroso método de “la puerta giratoria” de Nicaragua, que consiste en liberar a un preso político y sustituirlo por otro para mantener las cárceles llenas.
El sacerdote Álvaro Toledo fue secuestrado por la Policía del régimen horas después que se pronunciara en la homilía del Santísimo sobre los múltiples arrestos de sacerdotes de la Diócesis de Estelí. https://t.co/5rqwoCUhjZ
— Confidencial Nicaragua (@confidencial_ni) October 6, 2023
La detención se reportó la noche del jueves 5 de octubre, luego de celebrar una misa por el Santísimo, donde se refirió a las detenciones de los padres Iván Centeno y Julio Norori y anunciar la liberación del padre Leonardo Guevara.
“Esta noche a eso de las 10:30 la policía ha llegado a casa cural y se han llevado a nuestro párroco Álvaro Toledo. Nos unimos en oración y seguimos pidiendo por nuestros sacerdotes”, anunció en redes sociales Radio Stereo Fe, de la Diócesis de Estelí.
El padre Toledo dijo en la homilía del jueves que los padres Centeno y Norori habían sido enviados en condición de “casa por cárcel” al seminario de Managua.
“Perdemos dos nos regresan uno” dijo Toledo, al informar que al sacerdote Leonardo Guevara la policía lo había devuelto a la Diócesis de Estelí después de cuatro meses de cárcel y aislamiento.
Con Toledo suman doce los sacerdotes detenidos, incluyendo al obispo Rolando Álvarez, condenado a 26 años de cárcel.
Las iglesias y parroquias se encuentran infiltradas de vecinos y fanáticos del régimen sandinista, que informan a la policía sobre las homilías de los sacerdotes.
Aparte de los 12 sacerdotes, otros 30 han sido obligados al exilio forzado al negarles el retorno al país o obligarlos a salir de Nicaragua.
Una investigación sobre la persecución religiosa en Nicaragua revela que la dictadura ha atacado al menos 667 veces a la Iglesia Católica y sus miembros.