En una comparecencia pública que ha generado fuerte repudio en sectores judiciales, políticos y ciudadanos, el presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves, desató este miércoles un ataque frontal y sin precedentes contra los tres poderes del Estado, sugiriendo que existe una conspiración en su contra para silenciarlo, encarcelarlo o incluso asesinarlo.
“No sé si querrán fusilarme, pero quieren callarme, amordazarme, amedrentarme, encarcelarme y tal vez que aparezca el francotirador que llamó la hija del magistrado”, exclamó Chaves, en alusión a presuntas amenazas que habría recibido, sin ofrecer pruebas.
Las declaraciones ocurrieron en medio de una tormenta política provocada por el llamado caso Bulgarelli, una investigación en curso por el supuesto uso de fondos internacionales para financiar una estructura paralela de comunicación política desde Casa Presidencial, en la que figuran como testigos claves la exministra Patricia Navarro y el consultor Christian Bulgarelli.
Chaves arremetió contra los protagonistas del proceso judicial: “Sí, lo del caso Bulgarelli, dos criminales ya así juzgados por el Banco Centroamericano, Christian Bulgarelli, la Patricia Navarro, la Matahari del espionaje político de Costa Rica, ellos, ahora resulta que son la causa por la que, según ellos, yo no me robé un peso… Estamos de acuerdo, ni el fiscal se anima tanto”.
#Política: El presidente Rodrigo Chaves aseguró que algunos empiezan a temblar en otros poderes tras un acuerdo del Gobierno para fortalecer la presencia de la DEA y FBI en el territorio nacional como medida para mitigar la crisis de criminalidad.
📺 Recuerde sintonizar Central… pic.twitter.com/8Og1bMD9lh
— Central Noticias CR (@CentralNCR) April 9, 2025
La indignación presidencial se enfocó especialmente en el fiscal general, Carlo Díaz, a quien calificó de “títere, matón de barrio” y “tan desagradable que es, tan indigno que es”, acusándolo de obedecer a “la mafia profunda que traspasa de los partidos políticos a la Asamblea Legislativa y al Poder Judicial”.
Según el mandatario, existe una red de encubrimiento institucional: “La red de cuido, alcahueteada por la Corte Plena”, dijo, insistiendo en que “el pescado ahí está podrido de la cabeza. No podemos seguir permitiendo que esa cabeza putrefacta, en corrupción, contamine a los funcionarios del Poder Judicial”.
Los dardos de Chaves alcanzaron también al presidente de la Asamblea Legislativa, Rodrigo Arias Sánchez, a quien se refirió con ironía y furia: “Los que capturaron y ensucian cotidianamente nuestro Poder Legislativo, me refiero, por ejemplo, a quien lo ha presidido en los últimos tres años y tiene la desvergüenza de estar buscando el cuarto. ¡Lo saludo, Rodrigo Arias Sánchez!”
La referencia al analista de “3 por peseta”, otra de las expresiones utilizadas, fue parte de su crítica al Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), que le solicitó no intervenir en temas bajo investigación: “Hoy el Tribunal Supremo de Elecciones, ante una denuncia tan absurda, me dice ‘Chaves, cállese’, en un comunicado público. Entonces, creen ellos que van a poder callar a este gobierno”.
Al borde de la exaltación, Chaves lanzó un reto abierto a quienes considera sus adversarios: “¿Saben qué? ¡Se jodieron! ¡Se jodieron! No solo como presidente, palabra de verdad empeñada y cumplida, que aquí yo no aflojo hasta el último día que Dios me quiera tener con vida”.
Durante más de 20 minutos, el mandatario entrelazó acusaciones, insultos y mensajes emocionales dirigidos al “pueblo costarricense”, presentándose como víctima de una conspiración institucional: “Los filibusteros modernos, los criollos, esos son los peores… Están confabulando”, aseguró, citando nuevamente a Arias: “Yo quiero al pueblo de Costa Rica como un garbancito chiquito y mansito en mi mano”.
El caso que desató la ira presidencial
El origen del conflicto es una investigación que vincula a la administración de Chaves con la contratación de consultores para el manejo de su imagen y comunicación estratégica, con fondos del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).
El testimonio de Christian Bulgarelli, asesor externo de Casa Presidencial, y Patricia Navarro, exministra de Comunicación, generó nuevas diligencias judiciales en las últimas semanas.
Bulgarelli habría entregado más de 32 mil dólares al actual viceministro de Comunicación, Federico Cruz, según declaraciones bajo juramento.
Ante eso, Chaves minimizó el hecho con sarcasmo: “Bulgarelli le dio 32 mil dólares a su amigo Federico Cruz, y porque dicen que yo quería cariñitos. Quiero cariñitos todavía, muchos. Cariñitos a los oficiales que me cuidan, que dormían en pocilgas. Quiero cariñitos para los estudiantes, quiero cariñitos para el pueblo de Costa Rica”.
Reacciones y consecuencias
Las declaraciones han causado un terremoto institucional. Desde la Corte Suprema, legisladores de todas las fracciones, exfuncionarios y organizaciones de la sociedad civil condenaron lo que consideran un “ataque frontal contra la democracia y la división de poderes”.
El Colegio de Abogados y el Poder Judicial emitieron comunicados expresando su preocupación por el “deterioro del respeto entre poderes” y el “uso del lenguaje beligerante del Ejecutivo”. El TSE, por su parte, reiteró su independencia y defendió su decisión de pedir prudencia al mandatario.
En tanto, analistas advierten que Chaves estaría elevando el tono político como estrategia de distracción ante el avance de las investigaciones y con miras a buscar el control de la Asamblea Legislativa que elegirá presidente en mayo y se espera que lo retenga Arias Sánchez.
El mandatario concluyó su intervención con una mezcla de advertencia y dramatismo: “Filibusteros, vengan, los estoy esperando, aquí estoy, no me escondo, y sé que no estoy solo, porque esto no es Photoshop, esto es el pueblo. Aunque lo estuviera, seguiría de frente, porque amo esta patria. Que Dios los bendiga”.
El país, mientras tanto, observa con preocupación el deterioro del lenguaje presidencial y su impacto sobre la estabilidad institucional de una democracia que, hasta ahora, había sido modelo de respeto entre poderes.