El presidente del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), el hondureño Dante Mossi, se negó a calificar como dictadura al régimen nicaraguënse de Daniel Ortega, a pesar de una serie de acciones cometidas en contra de los ciudadanos de ese país y que han desatado una oleada de críticas de parte de la comunidad internacional.
Preguntado insistentemente sobre su opinión sobre Ortega y sus acciones, que son consideradas como flagrantes violaciones a los derechos humanos, Mossi se defendió diciendo que no es su papel como funcionario del BCIE hacer esas valoraciones.
“No importa lo que yo opine”, dijo en un conversatorio en Diálogo Interamericano, transmitido en vivo desde Washington DC, Estados Unidos.
Mossi es duramente cuestionado porque la institución que preside es fuente de financiamiento de proyectos para la dictadura de Daniel Ortega y su mujer y vicepresidenta Rosario Murillo.
La responsabilidad de otorgar fondos no recae en él, sino en la junta directiva de la institución.
“Sí, conozco al presidente Ortega”, sostuvo. Aseguró que el BCIE es un importante interlocutor con los gobiernos, incluido el de Nicaragua.
Reconoció que es lamentable la situación que se vive en Nicaragua, un país pobre, pero sus declaraciones no fueron más allá de eso.
Incluso explicó que el Banco tiene un equipo legal que hace mucho trabajo para entender si puede colaborar con países sancionados por Estados Unidos, para poder gestionar fondos.
El dictador Daniel Ortega desterró en febrero a 222 opositores que mantuvo como presos políticos y le retiró la ciudadanía a 94 críticos más, por expresar sus ideas que no concuerdan con “su gobierno”.
Esto, y otras violaciones a los derechos humanos, le acarreó al dictador críticas de parte de Estados Unidos, Chile, España y otros países. Incluso el papa Francisco comparó su dictadura con la hitleriana.