La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo han realizado al menos 529 agresiones en contra de la Iglesia Católica en Nicaragua y el asedio y las prohibiciones religiosas continúan en todos los departamentos del país.
Las más recientes fueron la prohibición a la celebración y peregrinación de la Virgen de Cuapa, en el departamento de Chontales, y las de Semana Santa, elevando a 48 las restricciones a estas actividades.
Sólo en Semana Santa se registraron 3,176 procesiones que no se pudieron realizar porque lo impidió la familia dictatorial.
La investigadora Martha Patricia Molina, quien ha hecho un seguimiento sobre las agresiones en contra de la iglesia, en mayo del 2022 compartió su primer documento que contenía un registro de 190 hostilidades y en noviembre del mismo año, compartió otros datos que elevó la parada a 390, lo cual sumó 206 casos adicionales.
Ahora en una tercera entrega del estudio titulado: Nicaragua: ¿Una iglesia perseguida?, suma 132 ataques nuevos en contra del catolicismo, lo que equivale a un total de 529 acontecimientos organizados y orientados por el régimen.
En el periodo del 2018 a marzo de 2023 hay registros de 16 exilios de religiosos, 3 expulsiones, 8 destierros, 10 prohibiciones de entrada y una negación de salida. Y actualmente se encuentran detenidos tres líderes religiosos, entre estos, monseñor Rolando Álvarez, obispo de la diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de Estelí.
Molina es abogada y notaria pública, y es miembro del comité editorial de La Prensa, quien también ha realizado investigaciones sobre la corrupción en la administración pública de Nicaragua, y en su investigación comparte que “en este trabajo, me propongo sistematizar, para mostrar y contribuir con la historia política, cultural y social de Nicaragua, de cara a las generaciones futuras y próximas actuales, con la finalidad de no olvidar los acontecimientos y decisiones de las partes y se convierte el estudio en una recolección de lecciones humanas, y experiencias sociales y políticas para que no repitamos las equivocaciones presentes”.
El documento comparte las agresiones a templos, cierres arbitrarios OSFL, universidades, medios de comunicación, proyectos, represiones a religiosos, pintas y mensajes de odio, hostilidad a la santa sede, represiones a actividades de laicos, prohibiciones de procesiones y actividades campales.
“En 110 ocasiones fueron agredidos los templos católicos. Se clausuraron arbitrariamente 32 actividades académicas, altruistas y de comunicación católica. 193 veces han sido reprimido los religiosos. Se han efectuado pintas y mensajes de odio en 62 ocasiones. Se produjeron 5 hostilidades a la Santa Sede. 79 veces han sido reprimidas las actividades de laicos y han ocurrido 48 prohibiciones de procesiones y actividades campales”, describe Molina.
Asimismo, Molina afirma que el año 2022 ha sido el más vulnerable, pero estima que el 2023 “puede ser igual o peor que el año pasado”.
En el primer trimestre del presente año se han registrado 93 vulneraciones.