El sacerdote nicaragüense Edwin Román, exiliado en Estados Unidos por la persecución de la dictadura familia Ortega Murillo, llamó a los nicaragüenses a apoyar a los pequeños comerciantes nicaragüenses ante la expansión de los negocios de empresarios chinos y sus aliados del régimen sandinista.
En un corto mensaje en su cuenta en X, Román dijo: “No compren chino, hay que comprar y apoyar al comerciante nacional y que no sea testaferro de la dictadura”.
Román, uno de los sacerdotes más críticos del clero nicaragüense, hizo eco de las múltiples quejas de pequeños comerciantes de Nicaragua que se han visto desplazados ante la apertura de cientos de tiendas de empresarios chinos, avalados por la dictadura sandinista dentro del acuerdo comercial con la República Popular de China.
De acuerdo a empresarios privados nicaragüenses, miembros de la familia dictatorial Ortega Murillo están asociados con comerciantes y negocios chinos en diversos ramos de la economía, como un método para evadir las sanciones de Estados Unidos que les prohíben usar el sistema financiero para sus transacciones.
Competencia desigual
La expansión acelerada de pequeños y medianos comercios chinos está transformando el panorama económico del país, ahogando a los negocios locales.
Este fenómeno se intensificó tras la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Nicaragua y China el 1 de enero de 2024, que permite la importación de productos chinos sin aranceles, favoreciendo precios bajos que los comercios locales no pueden igualar.
Los comerciantes nicaragüenses enfrentan una competencia que se describe como desleal, ya que las tiendas chinas, exentas de impuestos de importación, pueden reducir considerablemente sus costos.
Esta situación ha provocado el cierre de múltiples negocios tradicionales, incapaces de competir con los precios de ropa, calzado, artículos para el hogar e incluso servicios automotrices que ofrecen estas nuevas tiendas.
Según Jorge González, presidente de la Asociación de Comerciantes de Nicaragua, la presencia de comercios chinos ha crecido exponencialmente desde 2023, cuando se contabilizaban alrededor de 400 negocios en el país.
Estas tiendas no solo afectan a pequeños comerciantes, sino también a mayoristas establecidas en lugares icónicos como el Mercado Oriental, uno de los centros de comercio más grandes de Centroamérica.
Shunfa Nicaragua, un ejemplo del cambio
Un caso emblemático es el de Shunfa Nicaragua, una tienda china que ha logrado expandirse rápidamente, pasando de una pequeña inversión inicial a operar más de 12 sucursales en todo el país.
Elena Chen, propietaria de Shunfa Nicaragua, destacó en declaraciones a un medio oficialista que el éxito de su negocio se debe a la buena recepción de los consumidores locales. “La gente nicaragüense siempre nos ha tratado muy bien, son muy amables. Hemos crecido, éramos muy pequeños”, afirmó Chen.
La tienda ofrece una amplia gama de productos, desde ropa femenina hasta artículos para hombres, adaptándose a las necesidades del mercado local y aprovechando los beneficios del nuevo marco comercial.
Impacto en el comercio tradicional
La llegada masiva de negocios chinos ha desplazado a varios comerciantes locales, quienes denuncian que el marco regulatorio favorece a las inversiones extranjeras, particularmente chinas, en detrimento de la economía nacional. Sin embargo, desde el Gobierno nicaragüense, se destaca esta dinámica como una prueba del fortalecimiento de las relaciones con China y del supuesto que traerá al consumidor.
Mientras continúa la expansión china, el sector comercial tradicional de Nicaragua se enfrenta a la necesidad de adaptarse a un entorno más competitivo y globalizado, en el que el papel del Estado para equilibrar las condiciones sigue siendo motivo de debate.
La relación comercial entre Nicaragua y China refleja un marcado desequilibrio en la balanza comercial.
Mientras el gigante asiático inundó el mercado nicaragüense con exportaciones que alcanzaron los 1.021 millones de dólares entre enero y septiembre de 2024, Nicaragua apenas logró venderle 51,1 millones de dólares, equivalente al 1,59% de sus exportaciones totales.
Esto significa que China vende 20 veces más de lo que compra, destacándose como uno de los principales proveedores de productos al país centroamericano, pero apenas como un comprador marginal.
En comparación, mercados como Estados Unidos, Centroamérica y Canadá son los principales destinos de las exportaciones nicaragüenses, representando más del 80% del valor total.
Solo Estados Unidos adquirió bienes nicaragüenses por 1.230 millones de dólares en el mismo período, 24 veces más que China.
Incluso los países centroamericanos, en conjunto, compraron productos por 654 millones de dólares, más de 12 veces lo que adquirieron el mercado chino. Este desequilibrio subraya la dependencia de Nicaragua hacia los socios comerciales más tradicionales.
El Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Nicaragua y China, implementado en enero de 2024, generó expectativas de aumentar significativamente las exportaciones hacia el gigante asiático. Sin embargo, los resultados han estado muy por debajo de las proyecciones iniciales del gobierno nicaragüense, que esperaban exportaciones por 200 millones de dólares en el primer año.
Hasta septiembre, las ventas a China apenas alcanzaron una cuarta parte de esa meta, mientras las importaciones chinas dominan el mercado local, generando una creciente presión sobre los comerciantes nacionales.