La Unión Europea (UE) condenó nuevamente la sistemática represión de la dictadura de Daniel Ortega en Nicaragua, en el marco del quinto aniversario de las multitudinarias marchas en las calles de Managua, que acabaron con un baño de sangre por la violenta respuesta gubernamental.
Además, confirmó su ofrecimiento para apoyar “todos los esfuerzos encaminados a una solución democrática, pacífica y negociada a la prolongada crisis política”.
La declaración del Portavoz de la UE dijo que “han pasado 5 años desde que miles de ciudadanos nicaragüenses salieron a las calles para expresar su legítima demanda por los derechos humanos, en particular los derechos civiles y políticos, y por el retorno de la democracia. En lugar de que sus demandas fueran escuchadas y respetadas, el pueblo de Nicaragua se enfrentó desde entonces a una represión sistémica”.
“La Unión Europea ha condenado sistemáticamente esta represión, pidiendo en repetidas ocasiones la liberación de todos los presos políticos, el pleno retorno al Estado de Derecho y el regreso de las organizaciones internacionales de derechos humanos al país”.
La Unión Europea ha sido muy crítica con la dictadura de Ortega y su mujer y vicepresidenta, Rosario Murillo, y el múltiples ocasiones ha exigido el cese de la represión y de la violación de los derechos humanos.
En febrero pasado, cuando el régimen despojó de su ciudadanía a más de 300 exreos políticos y opositores disidentes, la UE dijo que esto constituye una violación a los derechos fundamentales de los disidentes y que, además, es una acción de rompe el derecho internacional. Calificó la acción del gobierno de arbitraria.
Dictadura responde con un “manifiesto”
La dictadura de Daniel Ortega respondió con un comunicado en el que anunció a la Unión Europea que suspendía el Plácet (estatus) de embajador a Fernando Ponz.
Firmado por el ministro de Relaciones Exteriores del régimen nicaragüense, Denis Moncada, y en medio de acusaciones y términos ideologizados, el gobierno informó su decisión porque considera a la UE como injerencista.
Desde que comenzó lo que algunos han llamado “la primavera nicaragüense” en abril de 2018, Ortega ha sostenido que las revueltas populares en su contra fueron orquestadas por Estados Unidos y la Unión Europea.