Un intenso tiroteo entre un grupo de sicarios y agentes de la Fuerza Pública dejó un saldo trágico: 5 fallecidos y 2 agentes judiciales heridos, informó hoy Randall Zúñiga, director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
El suceso ocurrió la noche del lunes 3 de junio en Parrita, un cantón ubicado en la provincia de Puntarenas, en la costa del Pacífico central de Costa Rica.
Se encuentra aproximadamente a unos 120 kilómetros al suroeste de la capital, San José y es una de las zonas de mayor actividad del crimen organizado por su salida al océano pacífico.
El incidente comenzó cuando varios individuos armados llegaron a un taller mecánico en un vehículo liviano y dispararon, resultando en la muerte de 2 personas dentro del local.
Agentes judiciales que realizaban diligencias en la zona respondieron a la alerta, rastreando el vehículo sospechoso.
En el enfrentamiento subsiguiente, los agentes repelieron el ataque, hiriendo a 2 de los sospechosos, 1 de los cuales murió en el lugar y el otro fue trasladado a un centro médico, donde murió la noche del martes 4 de junio
Dos agentes del OIJ resultaron heridos: uno con un disparo en la cabeza y otro en el hombro.
Ambos fueron estabilizados en una clínica local y posteriormente trasladados al Hospital del Trauma en San José.
En el vehículo involucrado se encontró una considerable cantidad de munición, armas de fuego y escopetas. Según el OIJ, uno de los sicarios muertos aún tenía una escopeta entre las piernas al ser alcanzado.
La Cruz Roja confirmó que dos de los presuntos atacantes fallecieron en el lugar, mientras que una tercera persona fue trasladada en estado crítico a la clínica de Parrita.
Posteriormente, se comunicó el fallecimiento del tercer individuo involucrado en el atentado de los sicarios.
Las autoridades continúan la búsqueda de otros dos hombres supuestamente implicados en el ataque armado, mientras investigan el incidente para esclarecer los detalles y motivaciones detrás de esta violenta confrontación en la localidad de Parrita.
Costa Rica sufre una ola inédita de violencia del crimen organizado, que dejó un récord de 907 homicidios en 2023, mientras que este año ya suma 368 muertes violentas que proyectan un ritmo de homicidios similar al del año pasado.