La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) dio a conocer una cifra récord: más de 21 millones de personas en las Américas se encuentran desplazadas, solicitantes de asilo o en condiciones de desplazados internos al cierre del año 2022.
Esta noticia ha encendido las alarmas de las Naciones Unidas y ha llevado a la ACNUR a hacer un llamado urgente a la comunidad internacional para proporcionar los fondos necesarios con el fin de atender a esta creciente crisis humanitaria.
La región de las Américas se ha convertido en un epicentro de desplazamiento, con una proporción asombrosa de una de cada 5 personas necesitadas de protección y asistencia en el mundo.
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La cifra de 21.4 millones de personas en situación vulnerable es un incremento significativo del 25% en comparación con el año anterior, subrayando la magnitud del desafío al que se enfrenta la región.
ACNUR destaca que apenas se ha cubierto un tercio de las necesidades financieras proyectadas para 2023, según un informe reciente.
En el transcurso de poco más de 5 años, más de 7.24 millones de personas han huido de Venezuela en busca de refugio en otras tierras, según las estadísticas proporcionadas por la agencia de la ONU.
Paralelamente, la cifra de 7.4 millones de personas desplazadas por la fuerza en países como Colombia, El Salvador, Honduras y México a finales de 2022 resalta la complejidad y extensión de esta crisis regional.
La situación de los desplazamientos también involucra a otros países. Se estima que 285,000 refugiados y solicitantes de asilo de Nicaragua se han dispersado por toda la región a raíz de la represión del régimen sandinista.
Y 636,000 más han huido de El Salvador, Guatemala y Honduras debido a las difíciles condiciones políticas, económicas y de seguridad en sus lugares de origen.
La falta de recursos financieros tiene un impacto directo en varias áreas cruciales de apoyo, admite ACNUR.
La provisión de albergues y asistencia humanitaria para los más vulnerables, así como el apoyo financiero para cubrir necesidades básicas y la atención médica, se ven amenazados por esta insuficiencia de fondos.
Además, advierten que esta situación dificulta la integración de los migrantes en las comunidades receptoras, una etapa esencial para su adaptación y éxito a largo plazo.
Estados Unidos emerge como el principal destino para los migrantes, quienes arriesgan sus vidas en peligrosas travesías a través de rutas complejas, como la temida Selva del Darién entre Colombia y Panamá, o en embarcaciones precarias desde Haití y Cuba hacia las costas de Florida.
En respuesta a esta crisis, el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos ha anunciado un aporte financiero de 77 millones de dólares para apoyar a las comunidades receptoras en la frontera suroeste y en otras ciudades.
Este financiamiento también cubrirá gastos de alojamiento y pasajes aéreos para los migrantes.
No obstante, la realidad en el terreno es desafiante. En Nueva York, por ejemplo, inmigrantes de diversas nacionalidades han esperado en las afueras del Hotel Roosevelt en busca de reasentamiento, solo para enfrentar la falta de alojamiento disponible.
Las cifras y situaciones expuestas revelan la urgencia de abordar esta crisis humanitaria de manera global y coordinada.
El llamado a la acción de la ACNUR destaca la necesidad de brindar asistencia financiera adecuada para enfrentar los desafíos inmediatos y establecer un camino hacia la estabilidad y el bienestar de las personas desplazadas en las Américas.