Nicaragua sigue siendo un punto crucial en la ruta de migrantes irregulares hacia Estados Unidos, a pesar de las advertencias y sanciones de Estados Unidos. El reciente aterrizaje de un tercer vuelo directo desde Libia -en el norte de África- hasta Nicaragua, en menos de un mes, es un claro ejemplo de esto.
El vuelo, operado por la Aerolínea Ghadames, aterrizó en el Aeropuerto Internacional Augusto C. Sandino, en Managua, a las 1:17 a. m. de este martes 4 de junio. Este hecho representa una tendencia creciente, con vuelos procedentes de Libia que ahora se suman a los de Marruecos.
Expertos como Manuel Orozco, del Diálogo Interamericano, sugieren que el régimen de Daniel Ortega aprovecha estas operaciones para aumentar la presión sobre Estados Unidos, utilizando a Nicaragua como puente para el tráfico de migrantes y obteniendo ganancias en el proceso.
Solo en 2023, más de 200 mil migrantes irregulares llegaron a Nicaragua por aire y partieron de ahí a Estados Unidos.
Estos vuelos chárter desde Libia son parte de una estrategia para desafiar a Estados Unidos, según Orozco, que además subraya la continuidad de esta actividad como un indicador de las intenciones del régimen.
La llegada de estos vuelos se produce a pesar de las advertencias emitidas por el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos sobre el creciente tráfico de migrantes a través de Nicaragua.
Este fenómeno persiste, con migrantes que utilizan Managua como punto de tránsito hacia el norte.
A pesar de la atención internacional, los vuelos transcontinentales a Nicaragua continúan sin ser registrados oficialmente, lo que subraya la persistencia del problema.
En los últimos años, Nicaragua ha sido testigo de una creciente afluencia de migrantes de diversas nacionalidades que ven en el país una vía para llegar a Estados Unidos, aprovechando la política de exención de visa para ciertos grupos.