El presidente salvadoreño, Nayib Bukele, aseguró el domingo que las pandillas están “operativamente desarticuladas” en el país pero advirtió que queda mucho para erradicar lo que llamó “el cáncer” que afectó esa naciø´n.
“Gracias a Dios, las pandillas están operativamente desarticuladas, pero eso no quiere decir que todavía no haya enemigos a vencer, quizá el más grande de todos ahora es cambiar nuestra forma de ser, nuestra forma de entender y nuestra forma de actuar en esta nueva realidad y en esta nueva sociedad que estamos construyendo”, dijo Bukele en un discurso por el día de la Independencia.
Bukele sostuvo que la nueva etapa del país “tiene dos grandes desafíos, el primero es superar la cultura del más vivo, y la segunda es entender que los pasos importantes se dan poco a poco”.
El mandatario salvadoreño subrayó que todavía tenemos que superar muchas cosas, incluso, para que el cáncer de las pandillas sea erradicado por todo de nuestro país y que pueda desarrollar todo su potencial”.
“La guerra contra las pandillas nos demostró de qué estamos hechos y que podemos lograr lo que nos proponemos”, agregó Bukele.
El gobierno salvadoreño emprendió en 2022 una guerra contra las pandillas tras un fin de semana en el que asesinaron a más de 80 salvadoreños y la Asamblea Legislativa impuso un régimen de excepción. Desde entonces, más de 81 mil pandilleros fueron encarcelados y los índices de homicidios y criminalidad se han reducido drásticamente.
La Mara Salvatrucha, el Barrio 18 y la Mao Mao, eran tres de las principales pandillas que causaban una gran cantidad de homicidios, extorsiones y robos en El Salvador durante las últimas tres décadas.
Bukele, que goza de una elevada aprobación tras la mejora en la seguridad, ha presumido desde entonces que El Salvador es el país más seguro del hemisferio occidental, pero su guerra contra las pandillas también ha generado críticas de organismos de derechos humanos que han denunciado detenciones arbitrarias y torturas.