El gobierno canadiense emitió un aviso de viaje instando a los ciudadanos a ejercer un alto grado de precaución al viajar a Belice, debido a los altos niveles de delitos violentos en todo el país.
“La violencia de pandillas es un problema importante en ciudad Belice, especialmente en el sur de la ciudad. Los miembros de pandillas suelen usar armas para resolver disputas. Los enfrentamientos entre pandillas ocurren con frecuencia para obtener el control de territorios para actividades ilegales”, dice la advertencia que señala que la capacidad de la policía para responder a incidentes violentos es limitada y muchos crímenes siguen sin resolverse.
El aviso también dice que los delitos violentos están muy extendidos en todo Belice, incluidos incidentes como robos a mano armada, invasiones de viviendas y agresiones sexuales, particularmente en Belmopan.
Las zonas fronterizas cercanas a Guatemala experimentan un aumento de la actividad criminal. Para reducir el riesgo de convertirse en víctima de un delito, el gobierno canadiense recomienda que los viajeros permanezcan atentos, eviten viajar después del anochecer y aseguren sus objetos de valor. El aviso también menciona que los delitos menores como el carterista y el robo de carteras son comunes, especialmente en áreas frecuentadas por turistas.
Además, el gobierno canadiense aconseja a los viajeros que tengan cuidado al cruzar fronteras, usando solo cruces oficiales y evitando viajar de noche. El aviso también advierte sobre la prevalencia del fraude con tarjetas de crédito y cajeros automáticos, particularmente en San Pedro, aconsejando a los viajeros que tomen precauciones al usar tarjetas.
El gobierno canadiense también advierte que el turismo de aventura, como el senderismo y la tirolesa, puede ser peligroso si los viajeros no están preparados. También señala que las condiciones de las carreteras en todo Belice son malas, especialmente en las zonas rurales, y que las leyes de tráfico no siempre se aplican, lo que contribuye a los riesgos. Además, advierte que el transporte público, incluidos autobuses y taxis, se considera inseguro, y el gobierno canadiense desaconseja el uso de estos servicios.