El cambio climático se perfila como uno de los retos más apremiantes del siglo XXI, y su impacto es especialmente severo para la región, además para República Dominicana (CAPARD), advierte un estudio de la Secretaría Ejecutiva del Consejo Monetario Centroamericano (SECMCA)
Según el estudio “Centroamérica, Panamá y República Dominicana ante el cambio climático: análisis de escenarios climáticos”, esta zona del planeta, caracterizada por su diversidad ecológica y riqueza cultural, enfrenta desafiantes alteraciones en los patrones climáticos: olas de calor más intensas y prolongadas, tormentas tropicales y huracanes de mayor frecuencia y potencia, así como un incremento en la irregularidad de los ciclos de precipitaciones.
Estos fenómenos extremos no sólo amenazan la seguridad y el bienestar de millones de personas, sino que también comprometen el desarrollo sostenible y la estabilidad económica de los países de la región.
Ante este panorama, el análisis de escenarios climáticos se ha convertido en una herramienta esencial para anticipar y mitigar los impactos del cambio climático. Estos escenarios permiten proyectar posibles trayectorias futuras, tomando en cuenta factores como las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), la implementación de políticas de mitigación y adaptación, y los avances tecnológicos.
Además, ofrecen una base científica sólida para el diseño de estrategias que fortalezcan la resiliencia climática y reduzcan la vulnerabilidad de las comunidades.
En el marco del Acuerdo de París, los países de la región CAPARD han asumido compromisos climáticos concretos a través de sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés).
Nuestras estadísticas provienen de los bancos centrales y de otras fuentes oficiales. Esos datos sirven de insumo para análisis, estudios y recomendaciones de política para las economías de #Centroamérica y #RepúblicaDominicana.💡 pic.twitter.com/pkSlyk1vMs
— SECMCA (@secmca) January 2, 2025
Estas NDC representan hojas de ruta detalladas que incluyen medidas para limitar el aumento de la temperatura global a 1.5 °C, adaptarse a los cambios climáticos y movilizar recursos financieros adecuados.
La actualización periódica de estas metas, cada 5 años, es crucial para garantizar que las acciones climáticas se alineen con las últimas evidencias científicas y reflejen las capacidades crecientes de los países.
El Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) ha desempeñado un papel central en el desarrollo de escenarios climáticos desde su creación en 1988.
A través de una serie de informes exhaustivos, el IPCC ha proporcionado una base científica para entender los impactos del cambio climático y delinear estrategias de respuesta. Otro actor clave es la Red de Bancos Centrales y Supervisores para Enverdecer el Sistema Financiero (NGFS, por sus siglas en inglés), que fomenta la integración de consideraciones climáticas en las políticas financieras y promueve prácticas sostenibles.
Los escenarios climáticos desarrollados por el IPCC y la NGFS han sido adaptados para evaluar los impactos específicos en la región CAPARD.
Estas proyecciones permiten estimar cómo eventos extremos podrían afectar la actividad económica, la oferta y demanda de recursos naturales, y los precios.
También proporcionan una guía para evaluar el efecto de las estrategias de mitigación y adaptación implementadas en el marco de las NDC.
Sin embargo, los desafíos siguen siendo enormes. La alta incertidumbre en torno a la magnitud y duración de los impactos climáticos, combinada con las disparidades en las capacidades económicas y técnicas entre los países, subraya la necesidad de una colaboración regional más estrecha.
El fortalecimiento de alianzas entre gobiernos, el sector privado y organismos internacionales es esencial para desarrollar soluciones innovadoras y efectivas, respaldadas por la ciencia y la tecnología.
Una perspectiva financiera del cambio climático
En paralelo, la Red de Bancos Centrales y Supervisores para la Ecologización del Sistema Financiero (NGFS) diseña escenarios climáticos con un enfoque en los riesgos financieros. Estos escenarios evalúan el riesgo físico (cambio climático) y de transición (políticas y tecnologías climáticas), categorizándolos en una matriz de bajo y alto riesgo.
Los informes trimestrales son clave para entender la evolución económica de la región CARD, proporcionan datos actualizados y análisis que impulsan la toma de decisiones informadas. ¡Mantente al tanto de las tendencias regionales! 🌍💡➡️https://t.co/iaaLM7VK2G pic.twitter.com/zZPu8Wlzqe
— SECMCA (@secmca) December 30, 2024
En su última publicación, la NGFS presentó siete escenarios ubicados en diferentes cuadrantes, desde transiciones ordenadas hasta mundos desordenados con altos riesgos físicos y de transición.
Basados principalmente en el SSP2, estos escenarios reflejan un desarrollo desigual, con instituciones globales que progresan lentamente hacia objetivos sostenibles. Consideran variables como políticas energéticas, capacidad eléctrica, precios de energía y riesgos climáticos extremos (NGFS, 2024). Además, integran modelos climáticos y macroeconómicos, como NiGEM, para proyectar impactos en más de 150 países.
Modelos y herramientas: uniendo ciencia y política
El Climate Impact Explorer (CIE), desarrollado por Climate Analytics, es una herramienta clave para visualizar las proyecciones climáticas. Utilizando modelos como MAGICC y CLIMADA, el CIE desagrega datos climáticos según niveles geográficos y analiza impactos en sectores clave bajo diferentes escenarios de emisiones. Estas visualizaciones permiten identificar tendencias en variables climáticas y económicas, promoviendo decisiones informadas.
A pesar de sus avances, los escenarios climáticos enfrentan limitaciones. Los Modelos de Evaluación Integrada (IAM) no consideran plenamente el papel del sector financiero, omitiendo la retroalimentación entre finanzas y transiciones económicas. Investigaciones como las de Battiston et al. (2021) sugieren integrar expectativas financieras para mejorar la efectividad de las políticas climáticas.
Además, la inclusión de riesgos físicos agudos, como incendios forestales y sequías, y de impactos socioeconómicos indirectos podría enriquecer las proyecciones. Incorporar medidas de adaptación climática y estandarizar supuestos tecnológicos también mejoraría la comparabilidad de los escenarios.