Centroamérica lucha contra la desertificación y la sequía

El problema es grande y profundo, al igual que su impacto. La FAO trata de avanzar trabajando con los gobiernos de la región para contrarrestar los efectos de un fenómeno que afecta a millones de ciudadanos.

Centroamérica vive este lunes el Día contra la Desertificación y la Sequía resintiendo los efectos de El Niño, que dejó largos meses de ausencia de lluvias y que acentuó los problemas de escasez de alimentos en una gran franja de la región y provocó alarma entre los afectados.

Aunque con esfuerzos gubernamentales para contrarrestar los efectos del cambio climático, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advierte del impacto del fenómeno.

“Lo que hace falta intensificar aún más en los países es: la participación comunitaria: la participación activa de las comunidades locales es primordial. Se debe enfatizar la importancia de involucrar a los agricultores, agricultoras y las comunidades en los procesos de toma de decisiones para garantizar el éxito y la sostenibilidad de las intervenciones”, dijo la FAO por medio de Adoniram Sanches Peraci, coordinador subregional para Mesoamérica.

Los más afectados

Aunque la región en general es golpeada por el fenómeno, principalmente el denominado Corredor Seco Centroamericano, “Nicaragua es el país más afectado por la intensidad (de la sequía); pero a nivel de cobertura territorial es El Salvador”, agregó Sanches Peraci.

“En Centroamérica 98 % de la agricultura depende de las lluvias. En el Corredor Seco las personas que dependen de la agricultura y los medios de vida rurales se encuentran entre los más afectados en términos sociales, económicos y ambientales, con serias implicaciones en la seguridad alimentaria y nutricional de las familias”, añadió.

Pero la sequía no es el único problema que afronta la región. A este se suma la deforestación, que avanza en ocasiones de manera indiscriminada.

“En general, es difícil decir definitivamente cuál tiene un impacto más negativo, la sequía o la deforestación. Ambos problemas están interrelacionados y se intensifican mutuamente”, explicó.

Según datos del Informe Forestal de la FAO de 2020, la tasa de deforestación neta anual en Centroamérica es del 0,38 %, aproximadamente unas 83,000 hectáreas por año. Este acelerado deterioro complica aún más el escenario.

La sequía en la región, de vocación agrícola por tradición, ha sumido aún más en la pobreza a una gran porción de sus habitantes y ha desencadenando o profundizado problemas como la migración.

“Para los países del Sistema de Integración Centroamericana la agricultura sigue siendo un pilar importante de sus economías: en promedio representa el 7 % del PIB regional y genera una quinta parte del empleo”, agregó Sanches Peraci, lo que pone en perspectiva el impacto de la sequía.

La respuesta

“Como respuesta articulada, el Consejo de ministros de Ambiente y de Agricultura del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), a través del Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD) y el Consejo Agropecuario

Centroamericano (CAC), ha reafirmado el compromiso, en diversas ocasiones, por el enorme desafío mundial de producir cada vez más alimentos y, al mismo tiempo, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero”, explicó.

Sin embargo, hay avances en la tarea. “Un ejemplo positivo puede ser el proyecto “Aumento de las medidas de resiliencia climática en los agroecosistemas del corredor seco de El Salvador” (RECLIMA), que se ejecuta en El Salvador, gracias a la cooperación financiera del Fondo Verde del Clima (FVC), quien asignó $35,8 millones, al proyecto diseñado por la FAO, con el objetivo de crear resiliencia al cambio climático en los sistemas agrícolas en el Corredor Seco de El Salvador”, aseguró.

 Lo que falta, según la FAO

 

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