Estados Unidos, España, Irlanda, Reino Unido y recientemente Canadá, han actualizado sus alertas de viaje a Nicaragua, clasificando al país como un territorio de “alto grado de precaución” y advirtiendo a sus ciudadanos que reconsideren los riesgos de visitarlo.
Estas alertas no son nuevas; muchas de ellas fueron establecidas inicialmente tras la crisis sociopolítica de 2018, cuando el país se vio sacudido por detenciones arbitrarias y otras agresiones estatales por motivos políticos.
Sin embargo, en 2024, las naciones han enfatizado los problemas de inseguridad y los robos callejeros.
Canadá, el último en renovar su alerta el 15 de julio de 2024, ha destacado zonas específicas de la capital, Managua, que deben ser evitadas, incluyendo el mercado Oriental, reparto Shick, Jorge Dimitrov, Ciudad Belén, Américas 1 y 2, y el barrio Camilo Ortega.
A pesar de que la policía del régimen sandinista realiza conferencias de prensa quincenales proclamando sus supuestos éxitos en la prevención y reducción de delitos, la administración de Daniel Ortega y Rosario Murillo insiste en que Nicaragua “es el país más seguro de Centroamérica”.
Sin embargo, este discurso oficial carece de credibilidad a nivel internacional, especialmente en temas de seguridad, por la ausencia de datos verificables y denuncias documentadas de participación policial en delitos de orden público y político, además de sanciones internacionales por violación de derechos humanos y corrupción.
La imagen de Nicaragua como destino turístico, según la prensa local, ha retrocedido a niveles de los años 90.
Analistas consideran que la alerta de Estados Unidos, España, Irlanda, Reino Unido y Canadá son evidencias notables del aumento de la delincuencia y la inseguridad, desaconsejando a sus ciudadanos viajar al país, ya sea por turismo o negocios.