Las autoridades mexicanas confirmaron la muerte de 18 guatemaltecos, 7 salvadoreños y 6 hondureños, todos migrantes que estaban detenidos en el centro que se incendió la madrugada del martes en Ciudad Juárez, Chihuahua.
De acuerdo al gobierno de México, también fallecieron en el siniestro 7 venezolanos y un colombiano. En total son 39 víctimas fatales.
Además, hay 28 heridos, de los cuales 27 están internados en hospitales.
De estos, 10 son guatemaltecos, 8 hondureños, 5 salvadoreños y 5 venezolanos.
El reporte fue dado a conocer después que las mismas autoridades mexicanas compartieran durante dos días cifras y después las corrigieron, en medio de una tormenta de críticas para el gobierno porque la tragedia, según los entendidos, pudo haber sido prevenida. Algunos ya hablan de que fue un “crimen de estado”.
Además, hay videos, que circulan en redes sociales, en los que se mira cuando los encargados de seguridad dejan encerrados a los migrantes a pesar de que estos les gritaban para que los sacaran.
Esto ha sido condenado por los gobiernos de El Salvador y Guatemala, por considerar que a los migrantes los mantienen en condiciones inhumanas y estas los llevaron a la muerte.
En el escándalo ha salido a relucir que la empresa de seguridad que vigilaba en el centro de detención para migrantes es propiedad de un cónsul de la dictadura de Nicaragua en México y que la firma se ha beneficiado de millonarios contratos estatales