Día del Migrante en Centroamérica, una región que ahora ve el problema con otros ojos

El istmo ya no solo exporta a su gente, sino recibe en tránsito a decenas de miles de desesperados que buscan llegar a Estados Unidos sorteando cualquier peligro.

Centroamérica conmemora este 18 de diciembre el Día Internacional del Migrante, viendo al fenómeno del desplazamiento de ciudadanos de diferentes países como nunca antes lo había visto y pasando de ser el eterno exportador de personas a ser un puente y receptor de millares de hombres, mujeres y niños que se exponen a diferentes peligros en un intento de llegar a un destino que les ofrezca al menos lo mínimo para vivir con dignidad o cubrir las necesidades más urgentes.

Con una oleada sin precedentes, por la región han desfilado este año casi 600,000 personas de diferentes nacionalidades.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha encendido las alarmas y ha demandado a los gobiernos de la región que colaboren para atender las necesidades humanitarias inmediatas de los migrantes.

El epicentro del problema está en Panamá, en el ya famoso Darién, donde una peligrosa selva ha sido escenario de muchas tristes historias de desesperados que buscan llegar de forma irregular a Estados Unidos. 

“La situación pone de relieve la urgente necesidad de una participación colectiva inmediata de los gobiernos de los países de origen, tránsito y destino para prestar asistencia humanitaria, especialmente a los grupos vulnerables como las mujeres y los niños”, declaró en septiembre la directora regional de la agencia para América Central, América del Norte y el Caribe, Michele Klein Solomon.

Desde entonces, los números han crecido y los dramas humanos se han multiplicado.

Ciudadanos de Venezuela, Colombia, Cuba, Haití, India y de diferentes naciones de África y Asia desfilan a diario por esa temida ruta.

El fenómeno obliga a los gobiernos de la región a destinar recursos para atender a los viajeros.

Los traficantes de personas han ideado, como alternativa al Darién, una ruta marítima por el mar Caribe, que suele ser hasta 4 veces más cara y aunque no es extrema como la selva, no deja de ser peligrosa.

En Honduras, el problema de la migración también se volvió grave. Se estima que hasta la primera semana de diciembre 400,000 migrantes cruzaron el país, lo que implica una cifra triplicada respecto al 2022.

Pero el “problema original” de la región se mantiene, pues mensualmente son millares de centroamericanos que huyen de sus países debido a la pobreza, inseguridad y falta de oportunidades de empleo.

Estados Unidos lanzó su programa de Movilidad Segura, que busca ofrecer condiciones y garantías para una migración segura.

Además, impulsa el plan de inversión multimillonaria (más de $4,000) para el Triángulo Norte de la región, como parte de un asocio público privado con el que busca paliar las causas de la huída de centroamericanos en El Salvador, Guatemala y Honduras.

El año también deja luto en la región, pues unos 40 migrantes, la mayoría centroamericanos, murieron estando en resguardo del Estado en Ciudad Juárez, México, en mayo.

En Panamá, a mediados de febrero, 13 migrantes sudamericanos fallecieron cuando el bus en que viajaban cayó al fondo de un precipicio.

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