Dictadura Ortega-Murillo ve al SICA como su próximo botín, advierte analista

Manuel Orozco, de Diálogo Interamericano, llama a la sociedad civil, la opinión pública y al sector privado resistir la imposición de Jaentschke y evitar que el SICA se convierta en un instrumento de la dictadura nicaragüense.

Edificio del SICA en San Salvador, El Salvador.

En medio de una creciente tensión política en Centroamérica por los abusos y acciones represivas de la dictadura de Nicaragua, el régimen sandinista continúa presionando a los países de la región para asegurar la elección del espía sandinista, Valdrack Jaentschke, como Secretario del Sistema de Integración Centroamericana (SICA).

Según el politólogo nicaragüense Manuel Orozco, analista del centro de pensamiento Diálogo Interamericano, esta maniobra forma parte de un plan más amplio del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo para desacreditar el sistema de integración regional y obtener beneficios en otros foros internacionales, como el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).

La situación se complicó tras la renuncia forzada del anterior Secretario del SICA, Werner Vargas, quien, de acuerdo con Orozco, se encuentra actualmente detenido por la dictadura nicaragüense.

Tras la salida de Vargas, Ortega propuso a su operador político y agente de espionaje Jaentschke, para completar el período 2022-2026.

No obstante, la falta de consenso entre los estados miembros del SICA ha impedido la confirmación de su polémica candidatura.

El proceso de selección ha sido señalado como manipulado, con el objetivo de colocar a Jaentschke como una pieza clave en el engranaje internacional del régimen de Ortega.

Manuel Orozco de Diálogo Interamericano.

“Un país despótico como Nicaragua, que ha eliminado toda forma de pluralismo, libertad de expresión y seguridad jurídica; que ha expulsado a cerca de un millón de nicaragüenses, usado el aeropuerto como puente de migración irregular, y encarcelado a miles por reclamar sus derechos, está violando el Tratado de Seguridad Democrática”, asegura Orozco en un análisis difundido el martes.

El artículo, titulado “El botín del SICA es una deuda de Centroamérica con los Ortega-Murillo”, acusa al régimen de haber roto con los tratados fundacionales del SICA al eliminar el pluralismo, restringir la libertad de expresión y encarcelar a miles de ciudadanos.

También denuncia que Ortega ha intentado introducir a Rusia como observador del SICA, a pesar de que este país representa una amenaza a la seguridad regional y ha instalado bases de espionaje en Nicaragua.

“La selección del señor Jaentschke no es accidental. Él es una de las piezas claves del círculo de poder, actuando como operador ideológico y técnico para facilitar la captura del Estado”, subraya Orozco.

Además, detalla que Jaentschke colaboró con el régimen para difundir la narrativa de un intento de golpe de Estado durante las protestas sociales de 2018, defendió violaciones a los derechos humanos y asesinatos cometidos por francotiradores contra civiles, y ha servido como espía en sus posiciones externas.

En su análisis, Orozco afirma que es un “secreto a voces” que Jaentschke es visto como un personaje “siniestro” y un “mensajero de los dictadores”, que ha operado en Costa Rica, Honduras y Guatemala para recabar inteligencia sobre grupos cívicos nicaragüenses y monitorear el pulso político de estos gobiernos.

Valdrack Jaentschke junto a Daniel Ortega el pasado lunes.

La estrategia de la dictadura Ortega-Murillo con la candidatura de Jaentschke responde, según Orozco, a una lógica “puramente oportunista y reputacional” que les permitiría mantener una presencia diplomática en un escenario en el que Nicaragua está aislada globalmente.

Su aislamiento, señala Orozco, es por ser considerado “un estado forajido” que ha violado múltiples acuerdos internacionales, incluyendo los del SICA, la Organización de Estados Americanos, el CAFTA, entre otros.

La candidatura de Jaentschke ha generado un dilema político y moral entre los estados miembros del SICA.

A pesar de que la presidencia izquierdista de Xiomara Castro y Manuel Zelaya en Honduras han mostrado apoyo a Ortega, la mayoría de los países consideran que la presencia de Jaentschke en el SICA es incompatible con los valores democráticos.

La elección de un espía y cómplice de violaciones de derechos humanos, advierten, debe ser evitada a toda costa.

Manuel Orozco concluye su análisis señalando que la sociedad civil, la opinión pública y el sector privado tienen la responsabilidad de resistir la imposición de Jaentschke y evitar que el SICA se convierta en un instrumento de la dictadura nicaragüense.

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