Doloroso recuento: 46 feminicidios de mujeres nicaragüenses en primer semestre de 2024

A pesar de los esfuerzos gubernamentales proclamados, como la creación del Consejo Nacional de Derechos de la Mujer, las medidas parecen insuficientes frente a la magnitud del problema.

En lo que parece un incesante y desgarrador baile de muerte, el dolor en Nicaragua no da tregua. Este año, al menos 46 mujeres de ese país han perdido sus vidas a manos de sus parejas o exparejas, sumiendo a familias enteras en el abismo del luto y la desesperación.

Las muertes ocurrieron dentro de Nicaragua o en el extranjero, informó la organización feminista Católicas por el Derecho a Decidir, capítulo Nicaragua.

Cada una de estas muertes no solo representa la pérdida irreparable de una vida femenina, sino la destrucción de un tejido familiar, dejando a su paso una herencia trágica de niñas o niños huérfanos, con padres encarcelados o en fuga y madres cuyos cuerpos descansan en la tumba.

De acuerdo con ese organismo, 37 de las víctimas fueron asesinadas en Nicaragua y nueve en el extranjero, al tiempo que sostiene que “la vida de las mujeres migrantes nicaragüenses, cuentan”.

Las cifras, frías y desoladoras, hablan por sí solas: cuatro mujeres en enero, cuatro en febrero, 13 en marzo, siete en abril, 14 en mayo y otras cuatro en junio. Nombres que se pierden en la estadística macabra de un país donde la violencia machista parece no tener fin.

El Caribe, con su cuota de 13 víctimas, se destaca como la región más afectada, especialmente el norte con nueve casos. Managua sigue con diez muertes y Matagalpa con seis, trazando un mapa de sufrimiento y tragedia que se extiende por todo el territorio.

A pesar de los esfuerzos gubernamentales proclamados, como la creación del Consejo Nacional de Derechos de la Mujer, las medidas parecen insuficientes frente a la magnitud del problema.

La impunidad y la falta de acceso a la justicia continúan siendo los verdugos impasibles de las mujeres nicaragüenses, quienes enfrentan obstáculos insalvables en su búsqueda de justicia y seguridad.

Mientras tanto, el gobierno se apresura a reabrir Comisarías de la Mujer y a distribuir cartillas sobre derechos y mecanismos de denuncia, intentando paliar una crisis que clama por medidas más efectivas y un compromiso real con la protección de las mujeres.

En un país marcado por la tradición patriarcal y una historia de desigualdades profundas, cada número, cada nombre, cada historia de violencia es un recordatorio doloroso de la fragilidad de la vida femenina en Nicaragua.

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