Ella se llama Raquel Rodríguez Lacayo, es de Nicaragua y viajaba para Miami en un vuelo comercial. Él es Suamy Bermúdez, es de La Ceiba, Honduras e iba en el mismo avión. Ambos son médicos y el destino los junto para atender a una jovencita originaria de Nicaragua que dio a luz durante el viaje. La hazaña a 39,000 pies de altura elevó a los doctores a la categoría de héroes.
¡Ayúdela, doctora, ayúdela!
Raquel Rodríguez es dermatóloga. Viajaba para Miami para luego ir a Brasil a un congreso médico y, de repente, en el vuelo, se presentó una de esas emergencias de película, un parto a 39,000 pies de altura.
“Yo iba para un congreso en Brasil, no iba a tomar ni esa ruta, ni esa aerolínea. Entonces cuando yo iba en el vuelo, me levanto al sanitario. Cuando llegó una persona estaba dentro del servicio, entonces yo me quedo en la última hilera del avión, pero comienzo a escuchar unos quejidos y una persona que le está hablando a alguien, entonces vuelvo a ver y miro que la muchacha se estaba quejando y preguntó ¿está embarazada?, ¿tiene dolores de parto? y me dice la tía que viajaba con ella, sí, ella está embarazada y tiene dolores. Entonces veo que le habían bajado el zipper, pero cuando yo la miro se está quejando y se está retorciendo de dolor”, narró Rodríguez al medio nicaragüense 100% Noticias.
Ella atendió a la joven, guió a las tripulantes de vuelo y les dijo: “estamos en un parto, es una emergencia”.
Fue la primera en intervenir y, por fortuna, todo salió bien, para madre, hija y viajeros del vuelo.
Centroamérica 360 informó en su momento del parto en el aire.
¿Hay otro doctor en el vuelo?
El doctor Suamy Bermúdez, originario de La Ceiba, Honduras, escuchó que preguntaban: “¿hay algún doctor aquí?”. Se puso de pie y a la orden para lo necesario. Entonces se enteró que había un parto en el vuelo.
Se apresuró en el pasillo del avión y auxilió a la doctora Lacayo.
“El sobrecargo preguntó si había otro médico en el vuelo y me presenté como voluntario y noté que tenían a la muchacha en la parte trasera del avión en pleno trabajo de parto”, contó.
“La niña no lloraba y le dimos reanimación durante 5 minutos y mientras la sostenía con la mano izquierda le daba masaje con la mano derecha. La doctora Amanda Lacayo le puso una frazada en la boca y le dio respiración hasta que la niña se puso rosada y lloró. Fue un momento de alivio para todos”, agregó.
Después del parto, el avión fue desviado a Cancún, México, para que atendieran en un hospital a la madre, Abigaíl, y a la niña, una prematura que seguía hospitalizada.
Gracias a los médicos todo salió bien y la hazaña es comentada en muchos círculos.
Héroes en el aire, sin duda.