El 41 % de los migrantes que cruzan Centroamérica son mujeres menores a 35 años

Los datos del BM y la OIM señalan que la edad promedio de las mujeres migrantes es de 31 años, la edad productiva.

Migrantes en el Darién, Panamá.

El 41 % de los migrantes que cruzan Centroamérica corresponde a mujeres, con una edad promedio de 31 años, de acuerdo con datos de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM).

En una serie de diálogos sobre la violencia de género, organizados por el Banco Mundial, Estela Aragón, oficial de investigación de la OIM, detalló que la mitad de los 16 millones de personas que migraron por Centroamérica correspondía a mujeres, la mayoría entre los 26 y los 35 años.

“La mayoría tienen estudios de educación secundaria y son provenientes de Venezuela. Y algo muy importante es que más del 75 % están viajando en grupos familiares. Eso quiere decir que no viajan solas. En su mayoría viajan con niños y niñas también”, añadió Aragón.

Aseguró que la principal meta es llegar a Estados Unidos, pero algunas deben quedarse en los países de tránsito para conseguir recursos económicos que permitan continuar el éxodo migratorio. Buena parte de las mujeres migrantes deciden quedarse en México cuando no logran cruzar hacia Estados Unidos, mientras que, en Panamá, Costa Rica y Belice hacen una estación corta porque se les enferma algún niño o no pueden continuar el viaje.

La vocera de la OIM recordó que las mujeres se enfrentan a más riesgos que los hombres porque contratan los servicios de personas traficantes, cuyo “modus operandi” conlleva la violencia sexual sistematizada.

Sin embargo, los delitos cometidos contra las mujeres en el camino migratorio quedan en la impunidad en muchos casos debido a que no denuncian por limitaciones jurisdiccionales, advirtió

Carlos Muñoz, especialista en prevención de la violencia del Banco Mundial.

Según Muñoz, las mujeres migrantes se enfrentan a cuatro barreras: legales, sociales, institucionales y físicas.

Las barreras físicas corresponden a que la mayoría de las atenciones de salud no está a una distancia accesible para las mujeres, y sociales porque existe cierta “normalización de la violencia”. Entretanto, legales porque no pueden poner denuncias e institucionales porque los servicios no están especializados para tratar con esta población.

 

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