El reconocido futbolista retirado Óscar Armando Bonilla Funes, “El Pescado”, vuelve a ser noticia en Honduras no por hazañas en las canchas sino por encabezar una banda de narcotraficantes y es buscado por las autoridades.
“El Pescado”, de 45 años, logró huir de la Policía horas antes de que allanaran sus propiedades el viernes.
Reconocido por haber militado en Olimpia, Real España y Marathón, entre otros equipos hondureños, Bonilla es señalado como el cabecilla de “Los Halcones”, una banda de narcos que recibe droga proveniente de Colombia para después distribuirla localmente o moverla a otros destinos.
A estos ya les incautaron en noviembre de 2021, 622 kilos de coca; el año pasado, en febrero, les tumbaron otro cargamento de 248 alijos. Estas cantidades, según las autoridades, demuestran que son una banda criminal que mueve mucha droga.
De una cancha al narco
Los inicios de “El Pescado” en el narcotráfico datan de un par de años después de su retiro del fútbol profesional. Su último equipo fue el Marathón, de donde salió en 2014 y de acuerdo a las autoridades, Bonilla comenzó en el crimen en 2017.
Su función era ser “bandera”, encargado de mover dinero de drogas aprovechando que era una figura pública muy conocida por su historial deportivo.
Incluso, dicen que esto lo aprovechaba para tener buena relación con policías quienes al verlo, le saludaban con entusiasmo.
Trabajó para el clan de los Kristoff, una banda compuesta por familiares que traficaban la droga en avionetas a La Mosquitia, Colón y Atlántida, en ruta a Guatemala.
Cuando en 2019 las autoridades detuvieron a Nicolás de Jesús y Luis Miguel Kristoff Urbina, los jefes de la célula del crimen organizado, “El Pescado” se quedó con el negocio y comenzó a crecer.
Se alió con las bandas Cauquira y Puerto Lempira y según el Ministerio Público, llegaron a mover grandes cargamentos de droga vía marítima.
Incluso se dice que tienen tal capacidad de acción, que mueven varias toneladas de estupefacientes al mes.
Su operación la desarrollaron tanto, que usan teléfonos satelitales, lanchas rápidas y drones para mantener controles y agilizar “el negocio”.
En el allanamiento de hace un par de días, las autoridades decomisaron algunas 4 casas, 13 embarcaciones y 19 vehículos, pero el objetivo principal, Bonilla, había huído desde unas horas antes, tal vez alertado de que iban tras de él.