Los salvadoreños recuerdan este 13 de enero a las víctimas del potente terremoto que destruyó parte del país en 2001 y que dejó 944 muertos, según las cifras oficiales.
Aquella sacudida de 45 segundos de duración y de 7.7 grados, sumió a la nación centroamericana en una crisis, debido al impacto dejado.
El epicentro de la tragedia fue la colonia Las Colinas, en Santa Tecla, donde una montaña se desplomó sepultando decenas de casas de clase media. Ahí murieron 500 personas.
Y como por una macabra jugada de la naturaleza, justo un mes después, el 13 de febrero, otro terremoto sacudió al país.
Las pérdidas fueron estimadas en 1,630 millones de dólares, un golpe inesperado para una sociedad que el 1 de enero de ese año se había dolarizado.
El símbolo de la tragedia
La colonia Las Colinas continúa como una zona residencial, 22 años después, pero en medio está la cicatriz que dejó el terremoto del 13 de enero.
Cuando parte de la Cordillera del Bálsamo se desprendió con el movimiento a las 11:33 de la mañana de aquel sábado negro, unas 200 casas quedaron sepultadas bajo unos 150,000 metros cúbicos de tierra.
Las atenciones de rescate y ayuda se centraron en ese punto del gran San Salvador (conformado por 14 municipios), aunque hubo destrozos en la capital, Santa Ana, Sonsonate y Ahuachapán.
El terremoto de enero además dejó 125 desaparecidos, 5,565 heridos, 1.36 millones de damnificados, al menos 68,000 evacuados y casi 40,000 desempleados.