El gobierno salvadoreño defendió una vez más que va por el “camino correcto” en su plan de incluir la energía nuclear a la matriz energética.
“No hay imposibles y vamos por el camino correcto para volvernos un país nuclear”, escribió en redes sociales Daniel Álvarez, titular de la Dirección General de Energía, Hidrocarburos y Minas (DGEHM), en un cruce de interacciones con el presidente salvadoreño, Nayib Bukele.
Bukele reaccionó con un emoji de energía nuclear a una publicación de la Dirección de Energía que anunciaba la participación de Álvarez en representación del gobierno salvadoreño por primera vez en la conferencia general del Organismo Internacional de Energía Atómica (IAEA).
— Nayib Bukele (@nayibbukele) September 17, 2024
“El Salvador se encuentra presente en esta conferencia general con el compromiso de incorporar la energía nuclear en nuestra matriz energética, cumpliendo con los estándares internacionales”, indicó Álvarez en su discurso frente a representantes de 170 países miembros del organismo.
Conforme a protocolos internacionales, la Dirección de Energía entregó en marzo pasado al IAEA los permisos para implementar energía nuclear, una tecnología renovable, pero que su uso ha dejado huella en la historia de la humedad por los accidentes nucleares con emisiones de materiales radiactivos que perjudican la salud de los seres vivos.
Rafael Mariano Grossi, director general de IAEA, afirmó que “El Salvador sigue avanzando en sus planes para incorporar energía nuclear en su matriz energética”.
También, en julio pasado, la Asamblea Legislativa aprobó una ley que faculta la creación de un organismo para la implementación de un programa de energía nuclear.
Con el avance de la tecnología, existe más control de la energía nuclear que se perfila como una alternativa para romper la dependencia de los combustibles fósiles.
El 60 % de la matriz energética de El Salvador depende de fuentes renovables, donde la hidroeléctrica tiene la mayor participación, seguido de la fotovoltaica, geotérmica, biomasa y eólica. El 40 % de las térmicas se distribuye en una mega planta de gas natural licuado (GNL) y centrales a base de búnker.