Los accidentes de tránsito se han posicionado como la segunda causa de muertes violentas en Costa Rica, sólo detrás de los homicidios, que en el año 2023 alcanzaron un nuevo récord con 907 casos.
En 2022, el país registró 847 personas fallecidas en choques, vuelcos o exceso de velocidad entre otras causas, mientras que el año pasado, la cifra subió a 855, de acuerdo con las estadísticas del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
Se trata del segundo y tercer registro más grande de la historia para Costa Rica, ya que en 2016 un total de 890 personas murieron tras sufrir accidentes viales.
El OIJ, a diferencia de la Policía de Tránsito, sí le da seguimiento a las personas que quedan malheridas después de un evento y por ello hay una diferencia marcada entre los reportes de muertes instantáneas en accidentes de tránsito y los decesos posteriores.
Por ejemplo, el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) reportó que el año pasado hubo 517 fallecimientos en carretera, marcando el registro más elevado desde 1994, cuando comenzó el seguimiento de estas estadísticas.
Este incremento en las fatalidades, que ha superado los 484 casos reportados en 2022, refleja una preocupante tendencia en la seguridad vial del país en 2024 que podría ascender a más de 900 muertes ligadas a accidentes en las vías.
Los accidentes de tránsito han provocado no sólo un elevado número de fallecimientos, con 855 víctimas el pasado año según el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), sino también cuantiosas pérdidas económicas y graves afectaciones a la salud de la población.
La velocidad, identificada como el principal enemigo en la carretera, ha llevado a que más de 500 conductores fueran sorprendidos excediendo los límites permitidos solo en el primer bimestre del año actual.
Esta situación ha movilizado a las autoridades a intensificar las campañas de concienciación y a reforzar los controles de tránsito para mitigar esta tendencia.
David Gómez, consultor en Movilidad Sostenible, califica la situación actual de las carreteras costarricenses como una “epidemia silenciosa”, destacando la urgencia de tomar medidas efectivas para contrarrestar el crecimiento en el número de fatalidades.
“Las fatalidades crecen y nada de lo que haya hecho el Estado hasta el momento ha logrado tan siquiera contenerlas”, señaló Gómez.
La Policía de Tránsito, bajo la dirección de Oswaldo Miranda, ha enfatizado la necesidad de un cambio cultural en el comportamiento de los conductores, promoviendo el respeto a las normas viales y el diseño de vías con mayor seguridad.
Además, se ha planteado la implementación de un sistema automático de multas mediante cámaras como una solución para mejorar el control en las carreteras.
Expertos como Roberto Guzmán, de la organización Chepecletas, insisten en la importancia de adaptar medidas como la educación vial desde edades tempranas, la utilización de cámaras para la detección de infracciones y un enfoque en el rediseño vial que priorice la seguridad de todos los usuarios.