En algunas esquinas de San Salvador caben la mayoría de países de Centroamérica. En realidad, sus banderas, porque en septiembre, el mes de la independencia, los vendedores informales aprovechan el civismo y muestran artículos varios que evocan la identidad patriótica que revive cada año.
Ofrecen las de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. Y caben las de Panamá (cuyo aniversario de independencia es en noviembre), la de México, Estados Unidos y hasta de Israel.
El sol no destiñe colores patrios
Melvin Ramírez, comerciante de temporada, como él se define (vende artículos según la época comercial), es de los que bajo el inclemente sol y los 32 grados centígrados promedio de la capital, ofrece principalmente a los automovilistas los artículos azul y blanco, colores que distinguen a la región.
Tiene banderas chicas, para motocicletas, medianas para carros y grandes para casas u oficinas.
En el “negocio patrio”, cuenta, comenzó hace 4 décadas, cuando apenas tenía 6 años de edad.
“Me llevaban a vender banderas y ya quedó esa tradición”, cuenta mientras se protege con una gorra con el escudo de El Salvador.
Tras pagar los $75 de impuestos municipales para tener derecho a comerciar durante 15 días en una esquina de la colonia Escalón en la capital salvadoreña, zona altamente comercial en el norponiente de la ciudad, trabaja de 6:00 de la mañana hasta las 7:00 de la noche.
“La gente busca banderas, se venden bastantes”, comenta.
A pocos metros, cruzando la calle, está su competencia, un grupo de mujeres que ofrece los mismos productos a los mismos precios, desde $1 hasta $25. Y a 100 metros de distancia, otro puesto más. Y una cuadra abajo, hay otro.

En un buen día, estos comerciantes pueden vender 4 docenas de productos. Hay una especie de fiebre patria que se aplaca la tarde del 15 de septiembre, el Día de la Independencia, luego del desfile tradicional conmemorativo que es presenciado por millares de ciudadanos en San Salvador.
Cuando el entusiasmo se aplaca, el azul y blanco cede espacios para que a las esquinas llegue la próxima temporada comercial, la del Día de Difuntos (2 de noviembre), cuando ofrecen flores para adornar las tumbas. Después llegará el turno de la Navidad, luego la del inicio del año escolar (enero) y posteriormente, las vacaciones veraniegas de Semana Santa.
Mientras tanto, Melvin y sus colegas siguen mostrando las banderitas y las bufandas, las azules y blanco tratando de sacar algunos centavos gracias al civismo de los citadinos.