El avance de la presencia china en Centroamérica ha alertado a observadores y analistas internacionales sobre los verdaderos fines e intenciones ocultas del llamado “Dragón Asiático” en la región que algunos todavía llaman, como en la guerra fría, el traspatio de Estados Unidos.
Durante el foro “China en América Latina: Realidad y tendencias en Costa Rica y Centroamérica”, celebrado en San José esta semana y organizado por el organismo Expediente Abierto, la Fundación Friedrich Naumann y Alianza Para Centroamérica, los panelistas alertaron sobre las malas experiencias de otros países en sus relaciones con China y las amenazas de su influencia en las democracias occidentales.
Matt Schrader, analista del Instituto Republicano Internacional, expuso que, en sus relaciones comerciales y políticas tradicionales, China tradicionalmente busca influir en la medida que los países más pobres y subdesarrollados generen dependencia de su poderío económico, en menoscabo de derechos humanos, derechos ambientales, leyes de comercio y respeto de normas internacionales.
“Y no es algo que escape a la visión sobre Centroamérica que pueda tener china. El Salvador, Honduras y Nicaragua son escenarios de países pobres y con muchas deficiencias de democracia que podrían caer en la influencia china y sus prácticas de corrupción y aprovecharse de sus debilidades para someter a estos países a su visión geopolítica”, planteó Schrader.
El experto dice que igualmente, aunque Costa Rica y Panamá presenten más fortaleza institucional que los otros tres países socios de China y su relación más comercial que ideológica, los beneficios de su relación con China tampoco están seguros en la medida que crezcan las dependencias de los recursos asiáticos.
“China llega con una serie de proyectos de infraestructura, estadios, puentes, carreteras, puertos, que en su mayoría terminan agenciados a empresas de China y mediante coimas y sobornos pueden hacer que los controles de los países caigan en la corrupción”, advirtió.
Proyectos inconclusos y malos manejos
Margaret Myers, especialista del Diálogo Interamericano anotó que la mayoría de proyectos y planes chinos con los países socios, principalmente los más débiles, terminan inconclusos, modificados y con manejos turbios de recursos.
“Las políticas de relaciones china con sus socios no es de transparencia o respeto, en la medida que un país carezca de controles, con democracias débiles y dependencia, China va tratar de corromperlo más a cambio de la voz de esos países en los foros internacionales”, expuso Myers.
La analista dijo que China analiza a cada país a fondo y ofrece en la medida de sus necesidades.
En el caso de Centroamérica, dijo que Nicaragua, por ejemplo, es un aliado ideológico de poco peso internacional y comercialmente débil al que China puede engullir a su favor en los foros económicos a cambio de pequeños proyectos y promesas de futuro.
“Ahí en ese caso, Nicaragua es un socio relevante por sus recursos o peso político, pero ya en bloque en Centroamérica adquiere mayor fuerza en foros a favor de las políticas chinas y de sus socios”, observa Myers.
Ella observa que en la mayoría de países socios de China, hay una desaceleración de la inversión asiática y menos fondos para proyectos de infraestructura.
Myers explica que para China, las prioridades sobre Centroamérica son más políticas y estratégicas que de interés comercial, con el fin de erosionar la presencia de Taiwán y restarle influencia a Estados Unidos en su zona de incidencia continental.
Costa Rica, Panamá, República Dominicana, El Salvador, Nicaragua y más recientemente Honduras, han establecido relaciones diplomáticas con Pekín alentados por las promesas chinas.
Del bloque que conforman el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), solo Guatemala y Belice reconocen la soberanía de Taipéi.
El caso venezolano
María Catalina Micolta, de Fundación Andrés Bello, refuerza las visiones de los otros expositores a partir de su experiencia monitoreando e investigando el impacto de la cooperación china con Venezuela.
Bajo la administración chavista, China ha logrado comprometer el futuro económico de Venezuela por medio de gigantescas deudas adquiridas a través de proyectos de inversión e infraestructuras que, en su mayoría, quedaron inconclusos por ineficiencia y corrupción.
Allá China proveyó fondos de hasta 50 mil millones de dólares, para 81 proyectos en 15 sectores, de los cuales el 57 por ciento no se concluyeron y de los que sí finalizaron, 43 % presentan irregularidades.
Ahí las empresas chinas desplegaron una política de sobornos y coimas para saltar los controles de calidad e incumplir los planes de infraestructura y desarrollo sin exigencias de transparencia.
Hernán Alberro, analista de China Index, un sitio web especializado en monitorear el impacto de China en todo el mundo, observa con preocupación que los países centroamericanos están apostando fuerte a la economía china sin medir las consecuencias de esa alianza a futuro.
Su pronóstico, tomando en cuenta la experiencia de China con su cartera de proyectos ofrecidos a otros países, es que la mayoría de los proyectos ofrecidos por China durante la conquista de la alianza diplomática, no se van a cumplir o se cumplirán a medias, dando por mayores beneficiarias a las empresas chinas sobre los intereses de los países centroamericanos.
Nicaragua, el caso más endeble
El opositor y analista nicaragüense Félix Maradiaga, que trabajó en un programa externo sobre China en 2014, considera que de los países centroamericanos que tienen alianza con China, Nicaragua es el más endeble y el más “barato” para los intereses chinos.
“Nicaragua es un socio barato para China. Nicaragua no tiene mucho que ofrecer en comercio ni en materia prima a Pekín”, sostuvo Maradiaga.
Para el politólogo y opositor, la alianza que ofrece Ortega a China no avizora planes estratégicos de desarrollo para Nicaragua, sino más bien, proyectos del tipo clientelista o populista para apuntalar más la dictadura sandinista atornillada en el poder desde 2007.
A su juicio, y basado en el compartimiento comercial entre Costa Rica y China, que mantienen relaciones desde 2007, Ortega “se equivoca si cree que Nicaragua sustituirá las exportaciones hacia Estados Unidos”, su principal socio comercial, con Pekín.
“Nicaragua no tiene mucho que ofrecer para conquistar el paladar chino, tampoco tiene petróleo, gas o las materias primas que son de interés para el gigante asiático ¿Qué ofrece Nicaragua? Su voto y voz en defensa global de los intereses chinos y quizás el territorio para instalar antenas y tecnologías espías”, dijo Maradiaga.
Basado en el compartimiento comercial entre Costa Rica y China, que mantienen relaciones desde 2007, Maradiaga cree que Ortega se equivoca si piensa obtener beneficios estratégicos para Nicaragua de parte de China.